MOCA.- Tres reclusos que guardaban prisión en la cárcel 2 de mayo de este municipio, murieron acribillados a tiros, al intentar fugarse del recinto penintenciario esta madrugada. Yowalki Manuel Felix Vásquez de 27 años, Lenis García Sánchez, de 31 y Winton García Camacho (Winton Collar) de 20 años, murieron a causa de los disparos hechos por guardias que velan por la seguridad del recinto penitenciario.
Felix Vásquez era oriundo de Puerto Plata, García Sánchez vivía en el barrio Viejo Puerto Rico, de Moca, mientras García Camacho residía en el barrio La Española, de esta ciudad.
El hecho se produjo a eso de las 3: 30 de la madrugada de este lunes, cuando los tres reclusos trataron de fugarse rompiendo barrotes, logrando subir a la azotea de la cárcel.
Dos de los cuerpos mortales se encontraban en la azotea y el tercero fue acribillado tratando de volar la alambrada por la parte trasera de dicha fortaleza, próximo a la avenida Sosa.
Varios disparos fueron hechos por los centinelas de esa parte del recinto militar, algunos de los cuales impactaron un contenedor de basura ubicado en la acera de dicha vía, así como en el frente de una casa localizada en los alrededores.
Yowalki Manuel Felix Vásquez guardaba prisión preventiva por violación los artículos 265, 266, 379, 382, 384 y 385, mientras que Lenis García Sánchez estaba condenado a 15 años de prisión, por atracos a manos armadas y por violación de la ley 50-88 sobre drogas.
En tanto que Wilton García Camacho estaba preso por homicidio, atracos, robos y por ser el líder de la banda “La 42” que operaba en barrios de esta ciudad. Estaba condenado a 30 años.
Originalmente los cadáveres de los tres reclusos fueron depositados en la morgue del Hospital Toribio Bencosme de esta ciudad, y esta mañana fueron llevados al Instituto de Patología Forense, de la ciudad de Santiago.
A media mañana de hoy, solo los parientes de García Camacho se habían presentado a la morgue del hospital santiaguense José María Cabral y Báez a retirar su cuerpo.
Tanto su madre, Marta Báez, como su esposa, Yameriel Pérez, se lamentaban tanto de su muerte como de que supuestamente llevaba casi dos años preso sin haber cometido el delito que se le imputaba.
Cientos de personas entre familiares de los reclusos asesinados y curiosos se agruparon en los alrededores de la cárcel 2 de mayo para percatarse de lo ocurrido.