Los muchachos del grupo Aventura acaban de anotarse el éxito que ya quisieran muchas renombradas figuras de la música. Su memorable concierto, ofrecido el sábado en la arena grande del Madison Square Garden lo sitúan en la cima del negocio del espectáculo. Se podría pensar que Aventura, liderado por Anthony Romeo Santos, no necesitaba reunir a mas de 25 mil personas en el referido escenario, porque desde hace anos han estado cosechando éxitos en otros prestigiosos centros del espectáculo.
Sin embargo, este concierto tiene de especial, primero que fue en Nueva York, donde nacieron y se criaron los integrantes de Aventura. En segundo lugar, por allí han desfilado las más grandes estrellas de la música latina e hispana y en tercer lugar, el precio cobrado por entrada, de 100 dólares por personas, es respetable en cualquier escenario del mundo.
Quienes conocimos este grupo en sus inicios, y vimos su actuación de Aventura el sábado pudimos comprobar la superación que han logrado en escena, como se ha depurado el talento. Son jóvenes espontáneos, con pocas poses, discurren en escena como gente común, que se esmera en poner el sentimiento en cada bachata interpretada.
Es una música orientada a la juventud, pero con las perspectivas de quedarse en el gusto por generaciones. Me satisfizo ver a Anthony Romeo, a quien conocí siendo casi un adolescente, mostrar toda su madurez en escena, con total dominio de su voz y del grupo que lidera.
Me agrada, además, como estos jóvenes exhiben su dominicanidad, pese a haber nacido en Estados Unidos. No sólo son exponentes de la bachata, sino que cargan consigo la bandera tricolor la que enarbolan en cada una de su actuación.
Es por ello que hay que decir que dominicano no es solo aquel que haya nacido y se ha criado en esta media isla, lo son otros, como los chicos de Aventura, hijos de inmigrantes, a quienes sus padres les inculcaron el amor patrio y al que han sabido rendirle cultos, convirtiéndose en estrellas de la música.
Para quienes desprecian lo nuestro, Aventura es un verdadero ejemplo, de que la nacionalidad dominicana se lleva en el alma.