MÉXICO, 5 sep (IPS) – Los proyectos de integración impulsados en América Latina tienen un claro contenido político, pero eso no debe sorprender, señaló la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), que prescribe esa medicina a todos los países en desarrollo.
"Es entendible que haya consideraciones políticas" en los acuerdos de integración, lo relevante es si benefician o no a sus socios, dijo Alfredo Calcagno, uno de los redactores del Informe sobre Comercio y Desarrollo 2007 de la Unctad, publicado este miércoles.
El documento, presentado en México para el caso latinoamericano, advierte de los perjuicios que pueden sufrir los países en desarrollo al afrontar desde una posición "generalmente más débil" el intercambio comercial con el mundo industrial.
La agencia de las Naciones Unidas recomienda reforzar el intercambio y el desarrollo regionales. En esa línea sugiere crear infraestructura común que ayude al comercio y avanzar en políticas de cooperación monetaria que contribuyan al equilibrio de los tipos de cambio y a generar créditos internos.
Todo proceso integrador tiene contenido político, dijo Calcagno ante una pregunta de IPS sobre el papel que juega el gobierno venezolano de Hugo Chávez en la integración regional.
Lo importante es que a largo plazo el proceso en marcha pueda darle más peso económico a la región, declaró el experto.
Es positivo que Venezuela –cuyo gobierno alienta la integración entre otras vías mediante cooperación energética y petrolera– esté en condiciones de comprar bonos de deuda de Argentina o de vender crudo a precios preferenciales a países vecinos, estimó Calcagno.
El camino de la integración intrarregional fomenta las capacidades económicas de los países en desarrollo y los pone a competir con mayores posibilidades, enfatiza la Unctad.
En el mundo existen 159 acuerdos comerciales suscritos, 139 más que en 1990. La mayoría de esos instrumentos son bilaterales y primordialmente entre países en desarrollo y países ricos, indica la agencia.
En el caso de América Latina, excluyendo a México que concentra más de 80 por ciento de su comercio con Estados Unidos, los acuerdos entre vecinos han permitido desde los años 80 reforzar "de manera significativa" el comercio intrarregional hasta "llegar a cerca de 30 por ciento del total", indica el documento subtitulado "Cooperación Regional para el Desarrollo".
Avanzar en el intercambio y la cooperación parece ser más conveniente frente a las desventajas que puede acarrear en ciertos casos la apertura bilateral al mundo industrial, señaló Calcagno.
El informe de la Unctad sostiene que "el principio de reciprocidad en los tratados de libre comercio Norte-Sur coloca a los países en desarrollo en una situación de desventaja con respecto a sus socios desarrollados, ya que pueden tener que liberalizar las relaciones comerciales cuando se encuentran en una fase de desarrollo menos avanzado".
La proliferación de acuerdos entre países de poderíos asimétricos tiene que ver con el fracaso de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), una negociación de carácter global, estancada por la resistencia del mundo rico a desmontar sus millonarios subsidios agrícolas.
La evidencia indica que "muchos tratados de libre comercio obligan a los países en desarrollo a acometer una liberalización del comercio más amplia y más profunda que la acordada en el marco de la OMC", reza el informe 2007 de la Unctad.
Además, los beneficios que los países en desarrollo podrían conseguir de las negociaciones Norte-Sur se ven en ocasiones "restringidos por su posición negociadora generalmente más débil y por la limitada flexibilidad de los países desarrollados interlocutores", añade.
De todas maneras, las naciones en desarrollo también pueden obtener beneficios de los acuerdos con el mundo industrial en materia de inversiones y comercio, precisó la agencia de la Organización de las Naciones Unidas.
El fuerte aumento registrado en las exportaciones de manufacturas de México tras la entrada en vigor en 1994 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que comprende también a Estados Unidos y Canadá, es un ejemplo de ello, indicó.
Varios argumentos de la Unctad para apostar al comercio y la integración intrarregionales han sido esgrimidos en los últimos años por gobiernos de América Latina, especialmente los ubicados a la izquierda del espectro político, para oponerse al Área de Libre Comercio de las Américas, un proyecto fracasado, impulsado por Washington.
Según la Unctad, regiones como la latinoamericana necesitan mayor integración, pero no sólo en comercio.
"En un mundo que no corresponde al modelo de competencia perfecta de la teoría económica, y en el que la interacción dinámica entre economía y política señala el camino del desarrollo, unas políticas públicas comunes o coordinadas a nivel regional pueden apoyar la integración y acelerar el crecimiento", señaló la Unctad.
Calcagno indicó que el comercio en América Latina es ya cualitativamente de buen nivel, pues no se centra sólo en productos primarios.
En el caso del Mercosur (Mercado Común del Sur conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela en proceso de adhesión), alrededor de la mitad de su intercambio interno es de productos de mediana o alta tecnología, según cifras de la Unctad.
Para la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú), esos mismos productos representan 30 por ciento del intercambio, proporción que se repite en el Mercado Común Centroamericano (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua).