Paris, 6 sep (PL) Bravo tenore, sería tal vez la síntesis del adiós a Luciano Pavarotti.
Pavarotti ha muerto y aunque se trata de esas noticias que nunca quisieran escucharse, desde presidentes hasta deportistas rinden tributo al hombre que sedujo al mundo con el "bel canto".
Había literalmente que quitarse el sombrero ante este hombre rollizo, de barba espesa y sonrisa de niño noble. Sus grandes golosinas estaban en la escena, en ese desprendimiento virtuoso de su voz inigualable para acercar la ópera al nivel popular.
Aquella memorable interpretación de "Caruso" al lado de Lucio Dalla tuvo la magia de conquistar corazones. Jóvenes que hasta entonces, con esa irreverencia propia de la edad, se burlaban de los tenores, se rindieron ante tan hermosa y sensible canción.
Y Pavarotti se entregó de cuerpo y alma a esa línea, en ocasiones calificada de comercial por críticos puristas, pero finalmente con la ovación en todas las latitudes.
Fallecido a los 71 años de edad en su natal Módena, como consecuencia de una penosa enfermedad, era, según el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, "la mejor encarnación del gran tenor popular desde Enrico Caruso".
En nombre de la República francesa, Sarkozy resaltó su capacidad para conquistar al mundo entero con sus interpretaciones de grandes papeles de las operas de Verdi, sus giras con Placido Domingo y José Carreras, y sus incursiones en la música contemporánea.
Era conocido como un hombre generoso, carismático y buen amigo, como resumió su personalidad la soprano española Montserrat Caballé, y tuvo la genialidad de alternar con numerosos cantantes populares como Elton John, Sting, Michael Bolton o Bono.
La ministra de Cultura de Francia, Christine Albanel, consideró a Pavarotti como uno de los más grandes tenores de la historia, con "una voz única, lirismo, sentido innato del espectáculo y un peculiar poder de atracción".
En Italia, Gianluigi Buffon, arquero de la selección de Italia campeona mundial de Alemania-2006 y del Juventus Turín, el club favorito de Pavarotti, calificó el deceso como la "pérdida para Italia de un auténtico número uno".
Ha sido un icono de nuestro país, uno de los pocos italianos conocidos en cualquier parte del mundo, un verdadero y auténtico grande, añadió Bufón.
Ciertamente la lista de reconocimientos se hará interminable, porque no siempre se marcha alguien que creía que "una vida en la música es una vida maravillosamente empleada, por ello yo le he dedicado mi vida".
ÂíBravo tenore!