A diario tengo que entrar en acción a mediar entre personas que tienen conflictos que no pueden resolver. La mayoría de los casos sucede que quien tiene el poder, lo aplica, pero sin medir las consecuencias que trae en el ambiente laboral.
Muchas veces el que tiene el poder me dice que su personal no está trabajando bien, que están de mal humor y que nadie hace sus tareas como debe. La solución que piensan es buscar otro personal y liberar el contratado. Pero la realidad es que no es la primera vez que sucede, por eso terminan buscando ayuda profesional.
De hacer lo que proponen, en poco tiempo estarán buscando nuevamente un culpable, así que la fiebre no está en la sábana, sino que hay que buscar la razón verdadera de los conflictos y su consecuente mal sabor que dejan cuando no son resueltos de buena forma.
Uno de los casos más frecuentes ocurre con los bonos de los vendedores, al cabo de un tiempo resultan en altas ganancias, entonces se decide cortar. Esto afecta el contrato, escrito o no, que ya se tenía. Naturalmente que habrá un conflicto.
Así mismo ocurre con otras áreas, estas reciben más tareas, se les exige trabajar en horario extendido, entonces lo que se tenía como costumbre ya no lo es… el contrato se ha roto. Los jefes muchas veces no miden las consecuencias, ni comunican eficientemente las medidas.
Una empresa con problemas económicos le puede explicar a su personal que la salvación de la misma radica en un esfuerzo extraordinario. Sin embargo, una empresa en bonanza le pide sacrificio a su personal, y al fin y al cabo, el tiempo libre es el que se tiene que ofrecer para esas ganancias extraordinarias que resultan al fin del año, y de las cuales los que disfrutan son los accionistas y directores.
Los primeros síntomas suelen ser mal humor, atrasos, agresividad y chismes, entre otros. Inmediatamente esto sucede hay que actuar, hay que conversar y encontrar el porqué de lo que acontece. Está en la fase inicial y podrá solucionarlo, de lo contrario se convertirá en una bola de nieve, contagiando posiblemente todo el equipo.
Si descubre y corrige la causa, entonces las consecuencias desaparecerán. Recuerde que las consecuencias son las enumeradas en el párrafo anterior, lo que llamé de síntomas. No trate de motivar el personal antes de corregir la causa, esto sólo traerá efectos de corto plazo, cuando mucho. En muchos casos podrá convertirse en un bumerán.
Muchas veces no se toman las medidas correctivas a tiempo, y esto lleva a un trabajo más intenso, seminarios y talleres de integración, coaching y Mentoring, reuniones extensas donde se dicen cosas que no serán olvidadas. Lo principal, reitero, es encontrar cual de las partes del contrato se consideran como quebradas, entonces tendrá el porqué de la mala sangre. Inmediatamente tendrá que aclarar y negociar sobre ese aspecto. Entonces, y sólo entonces, los talleres y demás hierbas aromáticas podrán dar resultado.
Espero que puedan utilizar este escrito para tratar de no romper contratos, en caso de que tenga que romper contratos piense que tendrá que negociarlo con la otra parte, o en el peor de los casos convencerla de aceptar, pero siempre antes de la implementación. Y si ya tiene el problema, entonces utilice los métodos que le detallé encima.
Hasta la siguiente entrega.
© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales a nivel Internacional. CEO Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.
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