Admirador de Federico García Lorca, el célebre creador de "Romancero gitano" nacido en Fuente Vaqueros, Granada, en 1898, Pablo Neruda confiesa que siempre leía sus trabajos y que como amigos, los dos en España, con frecuencia hablaban acerca de sus inspiraciones.
Un día García Lorca le pidió a Neruda que le leyera sus últimos poemas y, a mitad de la lectura, el gran poeta andaluz le exclamó: “No sigas, no sigas que me influencias!”.
Entre ambos hubo una relación amistosa y también poética demasiado familiar, al extremo que Jorge Guillén (España,1893-1984) confiesa que en 1941, el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña (Dominicana, 1884-1946) le habría asegurado en Boston, Estados Unidos, que Lorca había inventado a Neruda.
Esa familiaridad y la admiración que mutuamente se profesaban, quedó patentizada en 1933, cuando ambos poetas, coincidieron en Buenos Aires, Argentina, donde recibieron juntos, un homenaje, que aceptaron gustosos con un discurso leído por ambos que resultó ser un confuso pero agradable espectáculo.
La musicalidad poética de Lorca y Neruda es prácticamente la misma. El andaluz llamó "Canciones" a su primer libro de poemas, y el chileno, "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", a su segundo publicado.
Así lo demuestran los versos que presentamos a continuación. Delante les van los de García Lorca, escritos y musicalizados en 1919 en su querida Granada:
Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras/
cuando vienen los astros a beber en la luna/
y duermen los ramajes de las frondas ocultas/
y yo me siento hueco de pasión y de música/
Loco reloj que canta muertas horas antiguas./
Yo pronuncio tu nombre en esta noche oscura/
y tu nombre me suena más lejano que nunca./
Más lejano que todas las estrellas/
y más doliente que la mansa lluvia./
¿Te querré como entonces alguna vez?/
¿Qué culpa tiene mi corazón?/
Si la niebla se esfuma/¿qué otra pasión me espera?/
¿Será tranquila y pura?…/
Ese poema se titula: “Si mis manos pudieran deshojar”. Luego, en 1924, en versos más libres, pero musicalmente muy parecidos a los alejandrinos de doce sílabas de Lorca, el Premio Nóbel chileno en su "Poema 20", cantó:
Quiero escribir los versos más tristes de esta noche/
escribir por ejemplo la noche está estrellada/
y tiritan, azules los astros a lo lejos/
el viento de la noche gira en el cielo y canta/
Es cierto que la quise
y a veces ella también me quiso/
en las noches como esta la tuve entre mis brazos/
la bese tantas veces bajo el cielo infinito…/
Ya en su "Poema 6", Neruda había dicho:
Te recuerdo como eras en el último otoño/
eras la boina gris y el corazón en calma/
en tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo/
y las hojas caían en el agua de tu alma…/
¡Cuánta belleza, calidad y coincidencia!