WASHINGTON, 18 sep (IPS) – En momentos en que la imagen de Estados Unidos en América Latina está en su peor momento histórico, el sucesor del presidente George W. Bush debería buscar un "nuevo enfoque" hacia la región, recomendó un estudio de la Oficina de Washington sobre América Latina (WOLA), divulgado este martes.
Ese nuevo enfoque debería concentrarse en la lucha contra la pobreza en la región y en reducir la brecha entre ricos y pobres.
El informe de 14 páginas, titulado "Forjando nuevos vínculos: un nuevo enfoque de la política estadounidense en América Latina", señala que 20 años de recetas económicas de Estados Unidos para la región "han hecho poco para mejorar la vida de los latinoamericanos comunes".
Esto ha causado que Washington sea visto, "en el mejor de los casos, indiferente" a las penas de los latinoamericanos.
El fracaso de estas recetas fortaleció a los movimientos populistas y sociales latinoamericanos, algunos de los cuales se nutren del sentimiento antiestadounidense, según el informe.
En lugar de presentar a estos movimientos como potenciales amenazas a la seguridad estadounidense, Washington "debería responder positivamente al impulso que está detrás de estos".
"Los que propagan el miedo creen que estos movimientos son amenazas de la región, pero los temas fundamentales son la pobreza y la desigualdad", señaló el director de políticas de la WOLA, Geoff Thale.
"Los políticos de Estados Unidos aún tienen que comprender la magnitud de la nueva dinámica en la región y las consecuencias para nuestro propio país", señala el informe. El texto también indica que las promesas de Bush de ayuda social durante su gira por América Latina a inicios de este año todavía no se han traducido en hechos.
"Nuestros políticos y nuestros medios de prensa necesitan pensar sobre América Latina en términos que van más allá de los actuales debates sobre inmigración o tráfico de drogas", sostuvo la WOLA.
"Los viejos enfoques deben ser descartados, y se tiene que forjar una nueva relación", añadió.
El informe, que pretende colocar a las relaciones entre Washington y América Latina en la agenda de la campaña para las próximas elecciones estadounidenses, de noviembre de 2008, fue divulgado en momentos de una creciente preocupación entre analistas y políticos sobre la imagen de Estados Unidos y su continua influencia en la región.
Una encuesta de la cadena británica BBC divulgada a comienzos de este año concluyó que la mayoría de los consultados en Argentina, Brasil, Chile y México tenían una visión "principalmente negativa" de la influencia estadounidense en el mundo, en tanto que un promedio de uno de cada cinco afirmaron que era "principalmente positiva".
Aunque esa percepción se explica en su mayor parte por la invasión de Estados Unidos a Iraq y otras acciones relacionadas con la "guerra contra el terrorismo" impulsada por Bush, incluyendo la detención indefinida de sospechosos de terrorismo en la base naval en Guantánamo, Cuba, hay otros factores relacionados directamente con América Latina, sostuvo el vicepresidente del independiente Grupo Internacional de Crisis, Mark Schneider.
El analista mencionó el debate en el Congreso sobre la reforma inmigratoria, que concluyó con la decisión de construir una muralla a lo largo de la frontera con México.
"El muro de Berlín fue un símbolo de una fracasada política soviética, y esta muralla fronteriza será un símbolo de una fracasa política inmigratoria", dijo Schneider, ex director de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
El informe subrayó que las políticas estadounidense en América Latina deberían estar basadas en tres principios fundamentales.
Estos son: buscar estrategias de crecimiento económico para promover una mayor equidad en las sociedades de la región, apoyar programas destinados a mejorar el imperio de la ley y la seguridad pública, y promover la consolidación de la democracia, la sociedad civil y el respeto a los derechos humanos.
Washington debe reconocer que la pobreza y la desigualdad es una de las principales fuerzas motoras para la inmigración a Estados Unidos, indicó Thale. Para abordar este tema, la Casa Blanca debe concentrar su ayuda y su influencia en los bancos multilaterales en avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio en América Latina, afirmó.
En particular, Estados Unidos debería tener un mayor compromiso con el desarrollo rural, sector postergado en América Latina en los últimos 20 años, y concentrarse en particular en reducir la pobreza en comunidades indígenas y afroamericanas, así como ajustar los actuales y pendientes acuerdos de libre comercio para garantizar la protección de los derechos de los trabajadores, de los pequeños productores, de las comunidades locales y del ambiente.
El aumento de la violencia del crimen en la región debería ser más efectivamente abordado por Washington. En particular, Estados Unidos debería incrementar su apoyo a programas para la prevención de la violencia, para las reformas judiciales y para la educación universal primaria, sostiene la WOLA.
Para promover una mayor gobernanza democrática, Washington debería cerrar la cárcel en la base de Guantánamo, dejar en claro que su política de derechos humanos no está condicionada por razones políticas e incrementar su respaldo a las instituciones democráticas latinoamericanas, incluyendo a los parlamentos y a la sociedad civil.
Entre otras medidas, el próximo presidente estadounidense debería, en los primeros 100 días de su administración, viajar a la región para articular su nuevo enfoque, anunciar programas de ayuda, promover en el Congreso la aprobación de una completa reforma inmigratoria que regularice la situación de los latinoamericanos indocumentados y proponer una cumbre interamericana.