El fenómeno del partido atrapa todo (partis attrape tout), fue estudiado primeramente en Francia por Jean Charlot quien para 1970, notó que el Partido Socialista Francés había variado su esencia y se había convertido en partido atrapa todo. Sin embargo, en Inglaterra también se conocía el fenómeno bajo la denominación de catch all party. Esa denominación coincide con los análisis de otros politólogos como Otto Kirchheimer.
Ahora, en República Dominicana, el Presidente Leonel Fernández acaba de introducir aquí tal modalidad y la misma conlleva una serie de riesgos, por ejemplo, cabe preguntar si luego de inscribirse en la lista de atrapa todo, ¿es posible mantener la cohesión interna en el recipiente político receptor? O, en cambio, ¿se estará invitando a todos y todas a que conformen pequeños bloques de oportunistas que luego demandarán su pedazo del pastel? Solo el tiempo podrá decirnos si la cohesión interna se ve amenazada en esta modalidad de partido, pero es obvio que algunas designaciones no han caído bien, o como se dice popularmente en política hay sumas que restan. Lo que viene a significar que la modalidad del atrapa todo puede rendir excelentes frutos si los escogidos tienen una baja tasa de rechazo. De cualquier modo, la distinguida Profesora Rosario Espinal ya habla de prostitución política y el profesor César Pérez califica las designaciones de soberbia política.
Nosotros seguimos entendiendo que, simplemente, el PLD ha evolucionado a la condición de partido atrapa todo, si dicha evolución continúa quedará convertido en un partido de electores a secas. Si la jugada de Leonel rinde fruto se hablará luego de fracaso y habrá una revisión con miras a una reorientación del camino escogido; en cambio, si el éxito le continúa sonriendo, todos aceptarán y aplaudirán el cambio operado.
De modo que el calificativo que emplea la Profesora Espinal me parece un poco exagerado; en cambio, la calificación que da el Profesor César Pérez, aunque bien fundada, no alcanza a entender el alcance de la jugada de Leonel, se queda en lo de la maniobra para desvirtuar la necesidad de cambios, pero descuida observar que el Presidente Fernández no es estático, el país está ejecutando un programa con miras a la modernidad que, aunque a veces parezca casi imperceptible, existe, se mueve y está en marcha. Algunos prefieren llamarle poder suave, otros hablan de cambios fragmentarios; más allá están los que hablan de gobierno conservador, el caso es que la disparidad de opiniones refleja que algo está ocurriendo y esa es la personalidad política de Leonel: un político flemático que hace lo que el momento histórico le demanda, pero muy a su forma particular de hacerlo. Es lo que podría llamarse Gobernanza tímida porque su ejecutor no tiene interés en alardear sobre lo que
hace, pero lo hace.
Es obvio que Leonel no está solo en la cancha, vendrán reacciones y contraofensivas de parte de sus oponentes, pero dada la debilidad de sus adversarios es difícil predecir que puedan hacerle algo diferente a rasguños. Un partido Reformista fragmentado y carente de un liderazgo aglutinador, más un PRD incapaz de rejuvenecer con un candidato improvisado y con un discurso gastado, dejan solo espacios para que nuevas fórmulas políticas entren al ruedo, pero eso todavía no se en el horizonte. De modo que es tiempo de Leonel. DLH-4-9-2007.