La entrega anterior que un tanto arbitrariamente titulé El Boom de la narrativa Dominicana en Nueva York, digamos me curtío con la lluvia de comentarios enviadas a este diariodigitalrd, a mi correo personal, así como al portal de opinión de esta escritora. Cartas que a más de confirmarme “leída”, me exponen a mayor compromiso. Agradezco a Manni Félix su finísima carta en la cual se reconfirma como uno de mis lectores mas exquisitos e inteligentes, por igual a mi gran amigo, el poeta Luís Manuel Ledesma, Editor Nocturno del Diario La Prensa, quien cuando no logra hacerme entrar en “razón” como consejero voluntario 24 horas al día, es capaz de reciclar amorosamente mis rabiacas y convertirlas en poesía.
Agradezco a los editores de varios medios digitales su solicitud de autorización para reproducir el artículo de marras. A los que consideraron que no debí, pedir disculpas al escritor Roberto Quesada, en la sección de comentarios de Diario Digitalrd.Com, por haberle otorgado el título de Cónsul. Por qué no? Si la equivocación fue mía. Le reitero nueva y formalmente excusas a Quezada y, aún espero comunicación con el Primer Secretario de la Embajada de Honduras en las Naciones Unidas.
Un apretón de manos y gratitud eterna al gran colectivo que Jueves tras Jueves apoya las actividades de Caliope Bookstore, en Inwood, especialmente al equipo que la noche de la presentación del libro de Mirella Parmansa, me recibió con un ¡Viva! Para Diariodigitalrd y Ensamble. Que nadie lo dude Parmansa, tiene su Fans.
A Frank Adolfo, y a Cesar González Silverio, propietario de Caliope. Todos me honran con su amistad. Gracias al cantautor Abersio Núñez, quien espera estas entregas ansioso, pues sobre él y otros dos panelistas recaerá la Ponencia sobre la narrativa dominicana en Nueva York, a partir del 5 de Octubre cuando se inaugure la II Feria del Libro Dominicano, organizada por el Comisionado de Cultura. Gracias a todos y especialmente a los que aportan la diferencia con su distensión y sus críticas. Esto va directo y en vivo para el periodista Moisés Iturbides, cuya agudeza no deja de sorprenderme, aunque no siempre comparto sus jucios. También a aquellos en cuyo silencio siento tanta o mas fortaleza crítica que en muchos de los que la expresan.
Es necesario que viajemos…A principios de mi llegada a Nueva York, conocí de las diferencias, distancias, los pleitecitos y cofradías existentes entre los escritores dominicanos en la urbe. Recuerdo que un sector propugnaba por los talleres como alternativa, otro sector le entraba sin contemplación a Franklin Gutiérrez, quien hacia poco (era finales de los 80’) había dirigido la Casa de la Cultura de aquellos tiempos, una Casa construida con la donación del extinto ex-presidente doctor Salvador Jorge Blanco, durante el gobierno del Partido Revolucionario Dominicano.
Tengo fresco en la memoria e incluso conservo artículos, críticas, documentos elaborados por diversos sectores de la comunidad, donde no se le perdonaba el pellejo a nadie. Juan Torres escribía contra Silvio Torres Saillant, a su vez el poeta Juan Rivero, tenía diversos complaint, sobre éste último, quien era a la sazón su compadre. Ramona Hernández era una chica de pelo suelto y alborotado con canas prematuras(como las mías) que se sentaba en el piso de la Librería Moria(cerrada)a consultar los libros que su entonces propietario el compadre Alcibiadez (Kuki) Santana, tenía a disposición de los visitantes, sin exigencia de ningún tipo.
Existen artículos muy buenos como el firmado por el fallecido periodista Manuel Severino, sobre los bienes de la referida Casa de la Cultura dirigida por Gutiérrez. Conservo en mi poder artículos de Diógenes Abreu y el travieso Dagoberto López, que luego adopto el López-Coño tras una temible y larga pelea con nuestra hoy actriz y ya publicada por Alfaguara, doña Dinorah Coronado, donde todos los golpes eran para el pobre Franklin Gutiérrez.
Mi hogar en el sector de Riverdale-Kinsgbrige Highs en la bella ciudad del Bronx, sirvió de escenario de muchas tertulias, en una época en que no eran tan frecuentes debido a los distanciamientos entre varios grupos. Había pasado Racata, la vivencia más o menos esporádica de Rafael García Romero, y otros tránsfugas que como él desertaron y se establecieron nuevamente en la isla. Era la época de ponerme al día con, Kelva Pérez, y el gentil ofrecimiento de su casa para la primera tertulia planeada entre mujeres, aunque no todas escritoras…pero mujeres talentosas e inquietas…eso fue en Broadway y la 76 street, a la cual se invitó reiteradas veces a Marianela Medrano, sin éxitos,(aun no nacía la tertulia de Daysi Cocco de Filipis-, pero a la cual si asistió Mery Grateraux, Maitrelli Villaman, y otras compañeras . La época del nacimiento del Insituto de Estudios Dominicanos, Luís Álvarez y muchos compañeros en pro de ese logro… y para los que llevan notas aún conservo un disket con las relatarías de varias de las reuniones que dieron al traste con el surgimiento y final paternidad de dicho Instituto.
En fin así conocí las hazañas del terrible Iván Silen, grandioso poeta boricua…también entre en contacto con la inteligente Mabel Paulino, en todo el rollo de las agencias de servicios, sus protagonistas… posteriormente llamadas “afro-confundidas”, cuyo calificativo se le atribuye al doctor Silvio Torres Saillant. En fin llego, me involucro, participo y, es desde las tertulias en mi casa cuando se vuelven a reencontrar nuevos y viejos conocidos como fue el caso de Marisol Espaillat , a quien conocí tras ser invitada por la persona que me asistía y daba servicios de computadoras a una de estas tertulias donde conoció a los muchachos de lo que posteriormente fue Cedibil, un grupo tan importante y decisivo que la lleva a amar la literatura por siempre y convertirse en la buena activista cultural que es hoy.
Entonces, entre finales de los ochenta y principios de los noventa, solo quedaban los remanentes pero disperses de varias asociaciones y tertulias de escritores. Una especie de cultura del relevo se comenzó a fomentar.
Voces como la del periodista Santiago Gutiérrez, con su libro de cuentos Los Perros de la noche, rompen el hielo. Lejanas, las voces, algunos nombres se cuelan mixtos entre los poetas latinos boricuas y el medio dominicano y latino que inicio su quehacer cultural en el viejo down town de la isla Manhattan, desde El Café Bocachica, iban quedándose aislados de este movimiento mas o menos populoso de tertulias. Cito a Julio Alvarado, (aunque con presencia política y comunitaria a través del Club Orlando Martínez), Carlos Rodríguez, Leandro Morales y León Félix Batista. Además de Alexis Gómez Rosas, quien siempre se movió con habilidad entre la isla y Nueva York, por ello más allá que aquí y, Viriato Sención, cuya vigencia real aparece tras negársele el Premio Nacional. Su novela Los que falsificaron la firma de Dios, fue un verdadero acontecimiento en esta comunidad.
Conservo listados de perredeistas , no perredeistas, escritores y de gente de la comunidad dominicana que firmó para que se le otorgara el merecido Premio a Viriato Sención. Pasado este proceso los noventas estaban en su Buena, entonces el Instituto de Estudios Dominicanos y su director ejecutivo Silvio Torres Saillant, me pidió personalmente que presentara la obra Había una vez, de Ynoemia Villar, acepté y junto a la profesora Sintia Molina presentamos a Villar en un hermoso acto.
Villar, nueva en la narrativa, es una mujer valiosa, que escribe en inglés y español fluidamente y acudió al llamado nuestro para acudir a la Tertulia de Daysi Cocco de Filipis que se convirtió en la tertulia mas institucionalizada que aglutina a las escritoras dominicanas y latinas en NY. Ynoemia Villar es, además la hermana de unas de las personas que mas respeto en esta comunidad, el profesor, José del Villar,(Juanchi) ideólogo, y destacado Director(Principal) de la Escuela Alternativa Gregorio Luperón, Juanchi, fue la voz de alerta, la mano amiga que me orientó en mis primeros viajes antes de decidir quedarme en Nueva York.
El también lleva tras de si toda una historia en el activismo cultural y la narrativa de los dominicanos que en Nueva York escriben en español, aunque ha preferido el activismo, una ideología a favor de la educación y el progreso de los inmigrantes dominicanos en una escuela que comenzó como una propuesta con carácter migracional y hoy es una de las alternativas que junto a la Esperanza Center, dirigido por una dominicana pionera y valiosa, doctora Anneris Goris, ofrecen a los dominicanos recién llegados con visa o residencia, la vía para allanar el camino y la permanencia en Estados Unidos.
Le llego el momento a los premios nacionales y su errancia en Nueva York. Así entramos en contacto con Pedro Antonio Valdez, quien laboraba para la tienda de videos propiedad de José Acosta, poeta que también regenteaba o era propietario de una bodega en Manhattan, donde le dio empleo a otro poeta José Alejandro Pena, Premio Nacional, ambos negocios los pudo instalar recién llegado a NY y cuya benevolencia le permitió dar trabajo a Pedro Antonio Valdez, quien se mantenía al margen de actividades culturales y literarias. De Valdez supe no por José Acosta sino por una feligrés que asistía a la Iglesia Episcopal de mi vecindario, cuyo reverendo es un gran amigo y me paso la información del entonces joven Valdez.
Bohemia Arte Vivo, fundado por un grupo de escritores y dirigido por quien firma, presento una obra suya en el Gran Festival de Teatro con fondos del Concilio de las Artes del Bronx. Valdez tenía calidad y prometía y aunque no tenia suficiente tiempo en la urbe, ni nombre reconocido, Bohemia Arte Vivo a través de dicho festival lo invito a participar con una obra que detallaba las vicisitudes de los dominicanos que viajan por diversas vías a Nueva York. El actor Rafael Decena fue uno de los actores que realizo lecturas dramatizadas de la obra de Valdez.
Junto a José Acosta también se instalo en Nueva York, el poeta y antólogo Frank Martínez. Estos tres poetas fueron presentados en una memorable tertulia en nuestra casa, donde participo la destacada Teonilda Madera y el profesor José Segura, asi como el declamador Dagoberto López, Diógenes Abreu y el crítico y profesor Esteban Torres. Como es sabido los recursos gráficos, la tecnología, y los recursos audio visual son los que le hacen llevadero el trabajo a la memoria, a los periodistas y a los anfitriones… Algunos de estos encuentros y tertulias eran reproducidos directamente por El Nacional y su corresponsal y representante en la urbe el fallecido Carlos Luciano. Siempre contamos con el recurso grafico de José Sandoval (Balita),y una vez en la urbe el Profesional del periodismo grafico Ambiorix Hernández.
Quedaron varias antologías donde es indudable el trabajo de Daysi Cocco de Filipis, a quien conocí de la voz de Chiqui Vicioso a mediados de los ochenta cuando se crea el Círculo de Mujeres Poetas, en República Dominicana, la integrado por Mayra Alemán, Carmen Sánchez, Dulce Ureña, Carmen Imberg Brugal y Miriam Ventura, además de Xiomara Fortuna en el recurso musical. Ella Daysi nos lleva las buenas nuevas de Julia Álvarez, la joven de Home Coming. (Para entonces no había otra obra publicada de Álvarez).
Cocco de Filipis como compiladora de la literatura dominicana en Nueva York, realizó su labor de puente, pero no fue hasta finales de los ochenta cuando me instalo en NY que confirmo no solo a Julia Álvarez, sino también otros nombres como el de Tomas Rivero incluido en Poemas del Exilio, preparado por Cocco de Filippis y Franklin Gutiérrez.
En este recuento necesario para el abordaje de lo que puede llamarse el Boom de la narrativa dominicana en Nueva York, algunos nombres fueron consumidos por el olvido, otros se marcharon definitivamente a República Dominicana. Otros volaron con sus propias alas y otros sencillamente no produjeron mas, pero un nombre, sin embargo se mantuvo a flore; el cuentista José Carvajal, radicado en Miami, después de varias “rabiacas” y de la “incomprensión” de esta “bendita” diáspora. Recuerdo que ofrecí una cena en su honor y la de sus invitados después de la presentación de una de sus obras en Alianza Dominicana. Se me llenó el barco en el apartamentito que entonces tenía y las peleas entre los escritores parecían interminables. Una afirmación de José Carvajal, se convertiría en sentencia y verdad.
“En la comunidad dominicana de Nueva York no existe la crítica literaria”.
Su afirmación desde una mecedora antigua que ha resistido mis mudanzas, se oyó y caló fuerte. Desde entonces la respuesta de Silvio Torres Saillant y Esteban Torres, para citar dos casos de consabida formación intelectual ha sido débil. La cita permanece como verdad invulnerable.
Otros que entonces no dejaron oír sus voces hoy intentan tomar la batuta, sentar cátedras pero simplemente no aciertan en canasto libre para crear las bases para una crítica literaria que permita a la comunidad dominicana de Nueva York y de la media isla reconocer cuándo se está ante un gran escritor/a o un producto de las editoras norteamericanas. De esos productos hablaremos en la próxima entrega, no sin la mención obligada de los narradores dominicanos en la urbe antes de Francisco Requena.
La cita de José Carvajal, permanece como verdad invulnerable, toda vez que la literatura dominicana se está colocando en el mapa visible a través de la crítica en inglés de una literatura producida en inglés que responde a cierto boom y demanda de literatura étnica
Portal de Miriam Ventura
http://www.freewebs.com/miriamventuraopinion/index.htm