Las horas frente al espejo y en el salón de belleza que gastan muchas mujeres antes de ir a una cita amorosa persiguen exaltar un valor reconocido por ambos sexos para seleccionar la pareja: el atractivo físico.
Los usos que el hombre y la mujer le confieren a ese valor para elegir compañía amorosa revelan los diferentes intereses de los géneros opuestos a la hora de comenzar una relación íntima.
El encanto femenino funge como el principal medidor que el hombre valora para discriminar y la mujer, al parecer consciente del poder de sus dones, lo sopesa para atraer a un galán acorde a sus intereses.
Ellas saben reconocer los alcances de su propio atractivo y ponen en tela de juicio otras consideraciones para dar un tiro en la diana lo más certero posible. De hecho, las mujeres suelen ser más exquisitas en este proceso.
Peter Todd lideró un grupo de expertos para observar a 26 hombres y 21 mujeres durante unas citas rápidas, servicios habituales de una compañía en Munich, Alemania.
Este tipo de servicios para encontrar pareja es muy popular en Europa y consiste en conversar con diferentes potenciales compañeros o compañeras durante unos minutos y después decidir si se desea citar nuevamente a alguien.
Aunque los valores que los individuos estiman para elegir pareja en estas circunstancias resultan muy incipientes, los científicos afirmaron que ofrecían un buen escenario para obtener resultados valiosos.
El estudio, publicado en Proceedings of the Nacional Academics of Science, consistió en la aplicación de un cuestionario a los participantes de las citas rápidas antes de entrar, además de grabar y observar el comportamiento de la muestra durante el encuentro.
Asimismo, analizaron la correspondencia entre los datos, recogidos por los métodos anteriores, y la selección final de cada buscador de pareja: el último paso era responder si querían o no verse nuevamente con determinada persona.
DEL DICHO AL HECHO.
Aunque todos los encuestados declararon buscar salud y abundancia en la posible pareja antes de entrar a las citas relámpagos, los rasgos que consideraron para determinar si eran aptos para candidatos sentimentales no fueron específicamente esos.
En esas declaraciones los buscadores de pareja dijeron desear a una persona que fuera a su imagen y semejanza en estatus, ingresos y apariencia. Sin embargo, a la hora de la verdad, hombres y mujeres se comportaron de acuerdo con la teoría evolucionista de la inversión paternal.
Las referencias a Darwin muchas veces resultan ineludibles para profundizar en los dominios de la evolución.
La mencionada teoría del naturalista inglés establece que uno de los dos sexos (generalmente el femenino) tiene que invertir mayor tiempo y esfuerzo para tener descendencia y, por lo tanto, sus exigencias para escoger pareja son mayores.
De acuerdo con los resultados del estudio actual, el sexo masculino prefiere a mujeres atractivas, porque revela buen material genético. Y la contraparte femenina pone en una balanza las condiciones físicas y genéticas junto a la buena voluntad del hombre para formar una familia.
Además, ellas escogen hombres que se equiparen a la percepción que ellas tienen de su propio atractivo. Las damas necesitan mantener a su lado a la pareja: una garantía definitoria para la crianza de los hijos.
A las féminas les corresponde buena parte de la tarea de perpetuar la especie. Para realizar dicho compromiso biológico y social, deben sentirse confiadas y para eso escogen compañeros con características similares a las suyas, en lugar de un bello rostro y grandes pectorales.
Los investigadores partieron de la idea de que bajo la búsqueda de pareja subyace la función reproductiva, para corroborar o rebatir algunos patrones establecidos por otros autores. Además, se cuestionaron hasta que punto las respuestas sobre los deseos particulares de cada persona pueden no ser las verdaderas.
En este aspecto concluyeron que las mentes humanas generalmente se adaptan a dar respuestas falsas, que se oponen o enmascaran las verdaderas preferencias, en especial en dominios como las expectativas de pareja.
Los indicadores que los científicos analizaron durante una sesión habitual de la compañía alemana fueron el atractivo físico, el estatus financiero actual y futuro, el estatus social, la salud, deseos de tener hijos y cualidades paternales.
Entre las apreciaciones secundarias que descubrieron Todd y su equipo están que, mientras mayores recursos y condiciones físicas tienen los seres humanos, más selectivos son en la búsqueda de pareja.
Por otra parte, los hombres resultaron menos exigentes pero suelen hacer muchas más ofertas para "atrapar" a una futura compañía.
Una de las interpretaciones que le dan los autores a este comportamiento es que los caballeros les hacen propuestas a casi todas las mujeres que estén sobre determinado margen de belleza, independientemente de su ideal de pareja.
La influencia del medio social no se desestima, sobre todo en una fase avanzada de la relación. En cuanto a la selección de pareja, nada más válido que la universal frase de que todos los hombres son iguales… y las mujeres, también.