New York.- Hoy en los albores de nuevos milenios y superados en gran parte inmensidades de enigmas científicos e inclusive en el orden religioso. Hoy en un país del grupo llamado tercermundista aun laten los traumas del analfabetismo, miseria y hambre. Es absurdo hacerse la idea de que en República Dominicana todo está bien, mejor dicho como expresan los funcionarios del gobierno actual: la cosa e’ta caminando.
Hoy estamos en la capital del mundo, queríamos despejar la mente y acariciar la idea de que ciertos análisis sobre muchos aspectos de la vida nacional están bien, algo que es solo esencialmente teórico que no ha servido de base para la erradicación de los terribles males que hoy padece nuestra Quisqueya. Nuestra intención no es de papagayismo ni mucho menos de elaborar discursos con datos erróneos. Solo pedir a quienes dicen tener vocación de políticos, que por favor no abran sus mentes, sino sus corazones, que con amor y cuidado se esfuercen metiendo las manos en la ardiente braza, para salvar el mapa de la isla, ya deteriorado.
De un brinco nos ubicamos en la avenida 27 de febrero con Lincoln y vemos a “Julito la búsqueda”, un típico tipo dominicano al que la vida ha golpeado severamente pese a todos sus intentos de vivir en los países, primero visa negada, viaje en yola naufragado, luego zigzagueando desde Panamá a Nueva York sin contarles su estadía en la Victoria y Najayo. Saltamos de nuevo a la República, en el semáforo, un calor del carajo que al bajar por la frente de Julito le sirve de colirio, su camisa, una de dos remúas que le quedan de su antigua vida, ya está “balla”. Este timacle ha vendido chinas, cachorros de perritos que ya no son señoriítos, agua en fundita y hoy tumba gobiernos y tres pasitos.
La búsqueda (ó sea Julito) que en un tiempo tuvo empleo, hogar y familia está ahora con una mano adelante y otra atrás. Un hombre que hasta tenía un puestecito de cebolla, ajo y pimientos en la acera del antiguo Inespre, y una botellita que le dio el Doctor por que voceó que uno de sus funcionarios lo estaba haciendo mal para el país, pero bien para él, robando. Hoy a duras pena sobrevive en las calles, donde le coja la noche. Sus compañeros de trabajo son cojos, ciegos y viejas de 60 y 70 años que hacen las recién paridas con bebes casi tuberculosos en brazos.
Hoy lamentablemente en Quisqueya existe un alto porcentaje de “Julito”, quienes viven en las más absoluta pobrezas y se ven obligados a mal vivir, mendigar de forma absolutamente espantosa, antes de dar otro paso hacia delante, sería conveniente interrogarse, sobre quiénes son los culpables, por que es difícil la justificación de tanta pobreza o es que existe un plan de progreso de “Desfalcación Nacional”, para formar una nueva clase social los pegaos enyave del gobierno y funcionarios futuro depredadores del erario.
La pena que en un país que ocupa el tercer lugar en el mundo en carros de lujos por habitantes, una isla rodeada de los más exuberantes resorts. Donde, en tiempos de campañas los candidatos están dotados con fabricas de pesos y que cuando se inventan una gala llegan con trajes de hasta $US 10,000 dollares. Sentimos pena y vergüenza que no tengamos una opción decente para “Julito la búsqueda”, que hoy en vez de vender sus tres pasitos quiere injerirlo; dejando en turno a otros que como él siguen en la “fila de la espera”, porque el día de los votos le dieron la mano a un pistolero zurdo.