Las conclusiones de ese estudio, titulado "Hombre Frágil", indican que un feto de varón tiene más riesgos de muerte o de daños en el momento de nacer y también presenta un retraso en el desarrollo de cuatro a seis semanas con respecto a las niñas.
Se ha comprobado ya la llamada "desventaja masculina" en los recién nacidos de bajo peso; pero los nuevos tratamientos y técnicas no han aportado indicios de por qué los hombres son más afectados que las mujeres, ni cómo remediar la situación.
Los mecanismos biológicos que contribuyen con la desventaja masculina no se han aclarado y el doctor David Stevenson, de la Universidad Stanford, de Palo Alto, California; afirmó que hasta que la ciencia racionalice las circunstancias masculinas y femeninas, el objetivo de la naturaleza permanecerá a oscuras.
En un estudio de Registro de Enfermedades de la Infancia, el doctor Stevenson y sus colegas examinaron los antecedentes médicos de 6,500 bebés recién nacidos en doce centros médicos de los Estados Unidos. Todos eran prematuros y con bajo peso.
Antes de los partos se determinaron pocas diferencias entre los niños y las niñas, pero a los tres días de nacidos la debilidad de los varones era visible: sus pulmones eran más frágiles, necesitaban más ayuda para respirar y sufrían mayores riesgos de tener complicaciones que las niñas.
A los cuatro meses de haber nacido uno de cada cuatro varones había muerto; mientras de las niñas sólo había fallecido una de cada siete.
A pesar de los avances tecnológicos para el cuidado de los recién nacidos, la desventaja masculina se mantiene.
Además, los varones, por lo general, son más susceptibles a problemas psicológicos durante su infancia. En la adolescencia suelen tener un peor rendimiento escolar que las muchachas y, al llegar a adultos, los hombres son tres veces más propensos a suicidarse que las mujeres.