La Habana, 11 oct (PL) El presidente cubano, Fidel Castro, afirmó que el mundo no puede darse el lujo de permitir que el drama de la guerra de la OTAN contra Yugoslavia sea olvidado por el silencio de quienes fueron actores y cómplices importantes de aquel brutal genocidio.
En un artículo intitulado El silencio cómplice, divulgado hoy, el líder de la Revolución cubana revela nuevos detalles de ese conflicto, incluidas valoraciones al calor de aquellos acontecimientos.
Prensa Latina transmite a continuación el texto íntegro:
REFLEXIONES DEL COMANDANTE EN JEFE
El silencio cómplice
El mundo no puede darse el lujo de permitir que el drama de la guerra de la OTAN contra Yugoslavia sea olvidado por el silencio de quienes fueron actores y cómplices importantes de aquel brutal genocidio.
En la reunión de Clinton con Aznar el 13 de abril de 1999 en la Casa Blanca, donde se tomó la decisión de intensificar los bombardeos y se sugirió por Aznar atacar la televisión, la radio y otros puntos que costarían la vida a incontables civiles indefensos, estaban el presidente Clinton, el Consejero de Seguridad Nacional Sandy Berger, la Secretaria de Estado Madeleine Albright y otros colaboradores cercanos al Presidente, entre ellos el que recibió de Berger la orden de no tomar nota cuando se hablaba de Cuba.
Tal vez en declaraciones de prensa o en algún libro o memoria, algunos de ellos escribiera aisladamente sobre la aventura, pero no en el contexto de la situación de peligro real y guerras suicidas hacia los que Estados Unidos conduce a la humanidad. Existen documentos secretos para ser publicados dentro de 200 años como legado histórico de algún Presidente, cuando al paso que vamos ya no habrá publicidad ni lectores.
Han transcurrido menos de diez años desde entonces.
En Europa y en otras partes tienen muchos cómplices que guardan silencio.
Después del tercer mensaje a Milosevic, visitó Cuba el Ministro de Transporte de Italia, a quien recibí y con el que abordé directamente el asunto de la guerra contra Yugoslavia el 30 de marzo de 1999.
A continuación lo que le dije, según notas tomadas de nuestra conversación en presencia del personal de mi Oficina y del Ministerio de Relaciones Exteriores:
"Comencé preguntándole por qué habían invadido a Serbia. Cómo iban a encontrar una solución. Que en mi opinión era un gran error y los conduciría a un callejón sin salida si los serbios resistían. ¿Qué necesidad tenía Europa de desintegrar a Yugoslavia, que había llevado a cabo muchas reformas y que, estrictamente hablando, finalizada la Guerra Fría, no podía ser calificada como un Estado comunista ni mucho menos enemiga de Europa? Que Europa, por satisfacer la demanda del gobierno alemán, había promovido y apoyado la separación de Croacia, donde en realidad, durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi organizó los temibles grupos chetniks que cometieron infinidad de crímenes y masacres contra los serbios y el movimiento de liberación dirigido por Tito.
"Por esta complacencia y falta de previsión política, en medio de la euforia de los días de crisis del campo socialista y de la URSS, Europa desintegró a Yugoslavia, lo que condujo a episodios sangrientos y de modo especial a la larga y cruenta guerra de Bosnia y finalmente a la actual guerra de la OTAN contra Serbia. Como se había producido también la separación de Macedonia, que significó la mutilación de la mayor parte de la República Federativa de Yugoslavia. De este modo solo restaban Serbia, Montenegro y Kosovo.
"Como se conoce, durante decenas de años la población de origen albanés de Kosovo no cesó de crecer hasta constituir una amplia mayoría. Que en vida de Tito, bastante antes de su muerte, muchas familias serbias abandonaron Kosovo buscando seguridad ante numerosos actos de violencia que grupos extremistas de Kosovo cometían contra ellas. Se produjo en aquella época contra los serbios que vivían en Kosovo lo que hoy se califica como limpieza étnica.
"La innecesaria y sangrienta desintegración de Yugoslavia estimuló y desató los conflictos latentes entre la mayoría de origen albanés y la minoría serbia de Kosovo, que están en la base del problema actual.
"El pueblo serbio constituye el núcleo fundamental de lo que resta de la antigua Yugoslavia. Es un pueblo combativo y valiente que ha sido extraordinariamente humillado. Tenía la convicción de que Serbia habría aceptado una solución honorable y pacífica al problema de Kosovo sobre la base de una amplia autonomía.
"Los grupos moderados de Kosovo, actuando de forma inteligente y constructiva, apoyaban esa solución puesto que la presencia de una gran mayoría de población de origen albanés haría posible más tarde o más temprano el surgimiento de un Estado independiente por vías pacíficas. Europa sabe perfectamente que los grupos extremistas de Kosovo no querían esa solución; exigían la inmediata independencia y para ello deseaban la intervención de las fuerzas de la OTAN.
"Es injusto cargar toda la responsabilidad sobre Serbia. Serbia no ha invadido ningún país soberano. Se ha opuesto, en esencia, a la presencia militar de tropas extranjeras en su territorio. A lo largo de meses, especialmente en las últimas semanas, no se hizo otra cosa que amenazarla constantemente. Se le exigía la rendición incondicional. A ningún país se le puede tratar de esa forma, y menos aún al pueblo que en los tiempos de la Europa ocupada luchó con más heroísmo contra los nazis y tiene gran experiencia en la guerra irregular.
"Si los serbios resisten -y tengo la convicción de que van a resistir-, a la OTAN no le quedaría otra alternativa que un genocidio; pero un genocidio que no tendría éxito por dos razones:
"Primero: no podrían derrotar al pueblo serbio si aplica toda su experiencia y su doctrina de lucha irregular.
"Segundo: La opinión pública de los propios países de la OTAN no lo permitiría.
"No es cuestión de divisiones acorazadas, bombarderos invisibles, misiles Tomahawks y Cruceros o cualquier otra arma de las llamadas inteligentes. Tendría que lanzarse un misil o una bomba por cada hombre capaz de portar un fusil, una bazuka o un arma antiaérea portátil. Todo el poder de la OTAN en ese caso estaría de más. Hay guerras de las galaxias y guerras en tierra. Pese a todos los adelantos tecnológicos, el combatiente individual tendría el peso principal en ese tipo de lucha.
"Aparte de Kosovo, un problema mucho más grande se está gestando en perjuicio de los intereses de Europa y del mundo. A Rusia se le ha humillado terriblemente. La OTAN avanzó ya hasta las fronteras de lo que fue la URSS. Promete incluir a otros Estados del antiguo campo socialista, e incluso a los países bálticos que fueron parte de la Unión Soviética. Los rusos tienen toda la razón para pensar que no se detendrían hasta las murallas del Kremlin.
"Los rusos son eslavos al igual que los serbios, y este sentimiento es muy fuerte entre esos pueblos. Los ataques contra Serbia constituyen para ellos una enorme humillación, y han provocado, más que ningún otro hecho, profundos y justificados sentimientos de inseguridad no solo para ellos sino también para otros países como la India y China, que lógicamente tratarán de unirse a Rusia para garantizar su seguridad. No creo que los rusos dejen de hacer todo lo que sea necesario para preservar una capacidad de respuesta como única garantía ante lo que está ocurriendo.
"Ni Europa ni el mundo, con sus actuales y agobiantes problemas económicos, ganarían absolutamente nada con este curso de los acontecimientos.
"Hace breves días, en la madrugada del viernes 26 de marzo, al regresar anticipadamente de Colombia hacia la URSS, hizo escala en el Aeropuerto de La Habana, el Presidente de la DUMA del Estado de la Federación Rusa, Guennadi Selezniov. Por mi propia iniciativa abordé estos problemas. Le dije que no había ninguna solución militar posible, que sin duda cualquier esfuerzo por apoyar militarmente a Serbia conduciría inevitablemente a una guerra general, por cuanto los únicos medios con que cuentan hoy para hacerla no son los convencionales; que la batalla era de carácter político y no militar.
"El propio Selezniov informó públicamente sobre este punto de vista que le comuniqué.
"Tanto Europa como el mundo tienen el deber de buscar esa solución que, aunque difícil y compleja, es perfectamente posible. Si en vez de dedicarse por entero a amenazar a Serbia con terribles bombardeos hubiesen presionado a los extremistas de Kosovo, se habría podido encontrar esa solución. Solo la OTAN puede frenar a los extremistas de Kosovo si lo hace de forma franca y categórica. No se trata de utilizar las armas para ello, sino de advertirlo de tal forma que no les quepa la menor duda de que no contarán con su apoyo. Indiscutiblemente que las bombas que se lanzan sobre Serbia desde hace una semana no contribuirán jamás a ese esfuerzo disuasivo.
"Por otro lado, considero un grave error de la política que tanto Estados Unidos como Europa están siguiendo de mantener a Rusia al borde del abismo en el campo económico, tratando de imponerle las fórmulas imposibles del Fondo Monetario Internacional.
"Occidente no habla de los 300 000 millones de dólares que han sido robados en Rusia y trasladados a Portugal, España, Francia, Italia, Austria y otros países. Quince veces más que la mísera suma de 20 000 millones que lleva ya meses discutiéndose como préstamo del Fondo Monetario Internacional. De ese saqueo despiadado de las riquezas rusas, Occidente no está exento de culpa con los métodos y modelos de políticas económicas que recomendó o impuso a Rusia.
"Una explosión interna en Rusia sería catastrófica. A esto se añade el avance de la OTAN que ya mencioné, el proyecto de cancelar el Acuerdo sobre Defensa Antimisiles Estratégicos, y ahora la increíble humillación del ataque lanzado por las poderosas fuerzas de la OTAN contra un pequeño país como Serbia.
"Que estaba contra todo tipo de genocidio o de matanza, vengan de donde vengan, y que todas las etnias y religiones deben ser acreedoras, sin excepción alguna, al respeto de su derecho a la vida, la cultura y la paz.
"Si me he tomado la libertad de explicar esto es porque pienso en el deber de advertir estos peligros y la necesidad de solucionarlos. Exponerlo no perjudica absolutamente a nadie y puede beneficiar, en cambio, a todos. Reiteré mi convicción de que los serbios resistirán, y que aunque no resulta nada fácil negociar con un país sobre el que se han lanzado miles de bombas y cuyo honor, dignidad y economía han sido duramente golpeados, una solución pacífica es a mi juicio posible.
"A la OTAN ya no le quedan prácticamente objetivos militares que golpear, tal vez solo tropas concentradas o en movimiento, y nada es más fácil en el mundo que dispersarlas para desarrollar otro tipo de guerra sin que puedan destruirlas con golpes aéreos.
"Europa sabe que la lucha por tierra sería muy costosa en vidas humanas y además inútil. Que si los serbios aplican la propia concepción que nosotros aplicaríamos en nuestro país en caso de una invasión de Estados Unidos, en lo cual demostraron ya extraordinaria experiencia, la guerra desatada por la OTAN sería inútil y repulsiva, destinada a la condena universal contra un genocidio en pleno corazón de Europa."
Hoy es un glorioso día patrio, la fecha en que Carlos Manuel de Céspedes inició la guerra de independencia contra la metrópoli española.
En su ejemplo se inspiraron las generaciones posteriores de cubanos. La lección que nos impone es el deber de pensar y luchar contra los peligros que amenazan en la actualidad a la especie humana.
Fidel Castro Ruz
10 de octubre del 2007
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