MNAHATTAN.-La comunidad dominicana es la de mayor ingreso económico entre los grupos de inmigrantes de Nueva York, revela un estudio que destaca el posicionamiento y el crecimiento de los dominicanos en la Gran Manzana. La mano de obra dominicana en esta urbe y la tendencia de sus jóvenes al estudio en las universidades, los coloca en un mercado más exigente y que paga mejores salarios a quienes presentan un diploma o certificado estudios.
Expertos que participaron en el estudio califican la situación educativa de los dominicanos en Nueva York como prometedora, y aseguran que ha mejorado dramaticamente en los últimos años, lo que pone a la diáspora en un trayecto de crecimiento sostenido.
Los criollos en Nueva York han experimentado un crecimiento sostenido a partir de los años noventa, período durante el cual se ha producido una importante reducción de la pobreza, cuya tasa bajó de 36% en 1989 a 32 % en 1999.
El estudio, dado a conocer aquí, revela el posicionamiento económico y el
crecimiento a todos los niveles de los dominicanos. Sólo un tercio de los criollos vivía en Nueva York en familias por debajo de la línea de pobreza.
“Dominicanos en Estados Unidos: Un perfil socio económico” es el libro en el que se pone de manifiesta el ascenso de la diáspora en ese plano.
En el mismo se destaca que la mano de obra dominicana y la especialización de sus jóvenes que pueblan parte de las universidades más importantes de la ciudad, gran número de los cuales se gradúa con altos honores, los ubica en un mercado que cada vez más exigente paga mejor a los que enseñan un diploma.
Así, aquella imagen de los años sesentas hasta finales de los ochentas en los que éramos simplemente “jornaleros a destajo” u obreros no calificados, pasó a la historia.
Si bien hay estadísticas que muestran que la comunidad criolla sigue estando por debajo del salario mínimo en el promedio nacional, no es bien cierto que en la actualidad está por encima de los otros grupos latinoamericanos, incluyendo a los boricuas en cuanto a ingresos per cápita anuales.
Por ejemplo, en 1999 las familias dominicanas tenían ingresos al año de $11,065 dólares y las familias que se situaban por debajo de la línea de la pobreza estaban encabezadas por madres solteras, pero el porcentaje era de un 13%, comparado con el 22.1% de toda la ciudad.
Los dominicanos residentes en La Florida recibían ingresos anuales por familia de $12,.886 los más altos, mientras que en el estado de Rhode Island, sus entradas eran de $8,560 al año, siendo éste el más bajo.
Como se ve, esos ingresos varían de estado en estado, dependiendo de las condiciones y posiblemente las escalas de salario mínimo de cada demarcación.
A inicios de 1999, el ingreso de los dominicanos era de $10,032, pero el ascenso a partir de ese momento se elevó a $11,065, lo que representa un progreso en los niveles de entradas familiares.
Aún así, los criollos representaban el mayor de los ingresos entre todos los grupos inmigrantes de Nueva York, aunque se considera la entrada per cápita por debajo del promedio nacional de los Estados Unidos.
Expertos en la materia califican la situación de los dominicanos en Nueva York como prometedora y el profesor de economía de la Universidad de Columbia Francisco L. Rivera-Batiz, que participó en el referido estudio sostiene que “aún más, la situación educativa de los jóvenes dominicanos ha mejorado dramáticamente desde los años noventas, poniendo a su comunidad en un trayecto de crecimiento acelerado”.
Otro dato que desmiente el informe del Diario de México es que la tasa en la fuerza laboral de los dominicanos es inferior que la del resto de la población. Hasta el año 2000 era de un 64% para los hombres y de un 53.1% para las mujeres.
Las tasas de desempleo que afectaron en los noventas a los dominicanos, descendieron drásticamente a partir de ahí y hasta el año 2000.
A ello se suma las posiciones ejecutivas y gerenciales que en grandes empresas locales, corporaciones multinacionales, hospitales, museos, compañías de telecomunicaciones y otras, ostentan los criollos que cuenta incluso con un comisionado (Guillermo Linares de inmigración) en la ciudad, dos asambleístas y varios concejales en Nueva York y muchos otros estados de la nación.