A lo largo de varias décadas hemos visto como el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ha repetido hasta el cansancio el mismo discurso político en su desesperado afán por obtener el poder.
Los ataques desmesurados de la cúpula perredeista contra los que están en poder son conocidos por todos los dominicanos que siguen de cerca la faena política. Desde el ascenso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) al gobierno el partido blanco no ha cesado un instante sus aprestos de elaborar expedientes traídos por los cabellos para desmeritar la gestión de las autoridades gubernamentales que junto al Presidente de la República trabajan para sacar al país del pantano donde lo metieron los antecesores gobernantes.
Ya hemos enumerado en artículos anteriores el contenido del expediente político que el PRD le ha presentado al pueblo como presuntas “pruebas” de que el presidente Leonel Fernández “ha convertido al país en un desastre”, tal como ha repetido de manera reiterativa Ramón Alburquerque y los demás miembros del liderazgo perredeista.
Ahora la estrategia es tratar de engañar al pueblo con promesas falsas. Son promesas re-editadas y puestas años atrás sobre el tapete que no rindieron ningún resultado en términos prácticos cuando tuvieron la oportunidad de modernizar y desarrollar al país desde el poder. Esta vez le ha tocado a Miguel Vargas Maldonado repetir la misma receta, con palabras distintas, que le ofertaron al electorado hace tres décadas.
Al comparecer ante una cadena de radio y televisión, el candidato presidencial del PRD, en su agitada agenda de campaña electoral (pese a que la Junta Central Electoral aún no ha dejado abierta la jornada) dio a conocer lo que él y su partido entienden sería el bocado seductor que atraería los votos que necesitan para echar del solio presidencial al PLD. Las propuestas han sido siempre las mismas: “vamos a resolver los apagones, erradicaremos la pobreza, reduciremos el desempleo y los impuestos, enfrentaremos la delincuencia”, etc. Cabe resaltar que esta es la misma propuesta de gobierno que ofreció Hipólito Mejía cuando promovió su candidatura presidencial. Al llegar al poder todo se esfumó, las ideas quedaron frisadas en los papeles, y el país quedó a merced de los gobernantes, cayendo en un caos total.
Además, Vargas Maldonado promete construir viviendas económicas utilizando un presupuesto especial que equivaldrá a una parte de lo que invierte actualmente el gobierno en la construcción del Metro, entre otras obras que mientras fueron gobierno no hicieron. ¡Cuánta demagogia!
Como contrapartida a esa postura demagoga del PRD, sobre todo en lo que respecta a la oferta de enfrentar el desempleo, el presidente Leonel Fernández le acaba de dañar el sancocho a Vargas Maldonado. Creó por decreto un Fondo de Preservación y Creación del Empleo, a fin de evitar la reducción de empleos en las zonas francas. Conforme a esa disposición presidencial, los recursos del fondo serán asignados a las empresas en función de su participación en el mercado laboral dominicano, tomando como referencia la planilla personal fijo que esas instituciones tengan. En pocos meses vendrán otras medidas que al aplicarse en lo inmediato se llevarán de cuajo los pliegos de ofertas contenidos en el programa de gobierno de Vargas Maldonado.
Indudablemente, la campaña electoral contra la administración peledeista se ha tejido sobre la base de desacreditar las acciones del jefe del Estado. Con esta fórmula el perredeismo pretende, y con todas las denuncias públicas que se han hecho público, ensuciarle el agua al candidato del PLD. Todavía tienen oculta bajo las mangas algunas cartas que las sacarán en su momento, a medida que se acerque el 16 de mayo del año próximo. Hay que admitir que son muy buenos desde la oposición, aunque no así en el poder.
Todos sabemos que el fin último del PRD es inhabilitar en el terreno electoral al presidente Leonel Fernández. Por eso se hace tanto énfasis en que el mandatario explique al país lo del préstamo de los 130 millones de pesos acordado con la empresa Sun Land. Saben que no será fácil ganarle las elecciones del 2008 y la única forma de sacarlo del juego es asestándole puñaladas traperas a través de la divulgación de informaciones venenosas. Por suerte, el pueblo sabe distinguir bien entre quiénes son sus verdugos y quiénes sus salvadores.
Toda esta parafernalia evidencia que a lo interno de este partido opositor existe una temperatura explosiva que lo está conduciendo al borde de la desesperación. En estos instantes quien lleva la peor parte es el PRD porque están abajo y no tienen, por ahora, ninguna oportunidad de volver a ser gobierno, pues no cuentan con un candidato idóneo que sea capaz de sustituir a un hombre de la estirpe de Leonel Fernández, un intelectual que cuenta con una sólida formación profesional y un estratega de fuste, reconocido internacionalmente como un modelo de capacidad política a tener en cuenta porque así lo ha demostrado en los foros nacionales e internacionales. Es el único líder político nacional confiable y eso lo saben los dirigentes del PRD. Esa es la razón de la férrea embestida que esa entidad política ha lanzado contra este joven mandatario.
Aún están abiertas las heridas causadas al pueblo dominicano durante el gobierno de Hipólito Mejía. El pueblo no borra; aunque se mantiene pacífico, sabe diferenciar entre el bueno y el malo, y el momento más idóneo de tomar venganza contra sus verdugos es en las urnas.
No exagero al considerar que son remotas las posibilidades del PRD de retornar al poder. El descrédito de ese partido (por el mal gobierno que hizo) está a flor de piel. Además, el candidato de esa organización no le garantiza a la nación nada que pueda encaminarlo hacia la ruta del progreso y el desarrollo. Su discurso se contrapone a todos los esfuerzos que han puesto en marcha las actuales autoridades para echar hacia adelante el país. Es decir, con sus recias críticas a todas las iniciativas del Gobierno han demostrado que son enemigos del desarrollo y del progreso, y que tienen una visión muy estrecha de la realidad. Se niegan a reconocer los avances de esta gestión e incluso se oponen al desarrollo de las infraestructuras, como son la construcción de carreteras, autopistas, la reestructuración del sistema transporte y lo evidencia su bloqueo al proyecto para construcción del Metro de Santo Domingo; también, su oposición a la compra de los nueve aviones marca Tucano para la protección del espacio territorial dominicano, entre otros planteamientos torpes que han divulgado a través de los medios de comunicación.
Con la difusión de su programa de gobierno, Miguel Vargas Maldonado quiere vender un PRD con nuevo rostro, pretendiendo borrar la mancha indeleble heredada del pepehachismo, lo que se traduce para él en una pesadilla. Sus spots en la televisión, sus intervenciones, sus pobres discursos son testimonios de lo que estamos diciendo. Tal como dijo alguien hace poco en un periódico local, el candidato perredeista ahora finge que “del histórico PRD (el de las bases) y del funesto PPH (su grupo) no quiere saber. Pero el subconsciente y los rostros que les acompañan lo delatan. Son los mismos dirigentes viejos y corruptos que toda la sociedad conoce (no importa que algunos estén ocultos). ¡No hay nada nuevo! ¡Ni discursos ni rostros! ¡Sólo hay dinero para comprar, confundir y corromper!”
Me solidarizo con el criterio emitido por analistas de la política en el sentido que la estrategia mercadológica que ha puesto en marcha el PRD a penas ha logrado tres punto porcentuales de donde la dejó Hipólito Mejía, es decir, de un 30% que obtuvo Hipólito en el 2004, Maldonado, prácticamente a cuatro años, sólo ha crecido el 3% para un 33%). Viendo las cosas desde esta óptima, Francisco Javier García acertó cuando dijo que MVM es un candidato muy malo.