“Para solucionar la crisis, lo primero que se requiere, señoras y señores, es recuperar la confianza. Y para recuperarla, el próximo gobierno está compelido a tomar un conjunto de acciones, entre las cuales, la más importante, tal vez, sea la de decretar que a partir de este mismo instante iniciamos un período de austeridad.”
“Esa austeridad significa poner todo el empeño para reducir en no menos de un 20 por ciento el gasto del Estado.”
“Hay muchos cargos públicos en exceso, creados mediante la tradicional práctica corrosiva de clientelismo o bien producto de las duplicidades de funciones dentro de nuestro aparato burocrático estatal. Esos serán suprimidos.”
“Soy de los que creen, con absoluta firmeza y convicción, que las oportunidades de empleo tienen que ser iniciadas, fundamentalmente, en el sector privado, que es el gran creador de la riqueza nacional. La función del Estado, entre otras, debe ser la de hacer posible el cumplimiento de ese propósito”.
“En el gobierno que hoy se inicia, ninguna institución gubernamental u organismo independiente está autorizado a realizar compras o transacciones que vayan más allá de lo estrictamente indispensable”.
“Nadie, absolutamente nadie, podrá utilizar los fondos públicos para la adquisición de nuevas jeepetas, o para efectuar llamadas telefónicas, nacionales o internacionales, sin límites de tiempo”.
“Los viáticos y las dietas tienen que ser disminuidos. Los gastos superfluos, eliminados”.
“Hay que suprimir aquellos cargos de subsecretarios de Estado no contemplados en la ley orgánica de la Secretaría de Estado correspondiente”.
“Dictaremos normas para evitar que las instituciones del gobierno central tomen préstamos de bancos comerciales domésticos sin la debida autorización de la Oficina Nacional de Presupuesto o la Contraloría General de la República”.
“Se someterá al Congreso un proyecto de ley de modificación de las leyes que contemplan los honorarios consulares, y en lugar de percibir ingresos equivalentes al 25 por ciento de los servicios prestados, los representantes consulares, como todo el mundo en la Administración Pública, recibirán un salario”.
“…será imprescindible enfrentar con energía y de manera drástica uno de los peores males que afecta el desarrollo de los pueblos y torna ineficaz toda lucha sincera contra la hecatombe de la pobreza: el fenómeno de la corrupción.”
“La corrupción es moral y legalmente inaceptable. Por tal motivo, durante la administración que desde hoy me corresponderá dirigir, tomaremos todas las providencias de lugar para, tal como establece la Convención Interamericana contra la Corrupción, prevenir, detectar, perseguir y castigar todo acto doloso que atente contra el patrimonio público.”
“…así como nadie será perseguido por razones de revancha política, tampoco esta administración puede convertirse en un nuevo abanderado del borrón y cuenta nueva”.
“La democracia se fundamenta en la rendición de cuentas. Aquel que no tenga las suyas claras, sea del sector público o del privado, que sepa, desde ahora, que la justicia no será objeto de obstrucción ni de manipulación alguna por parte del Poder Ejecutivo para que actúe conforme a como indican nuestros códigos y nuestras leyes”.
“Como deseo actuar siempre de forma clara y sin ningún enturbamiento o enredo, reitero en esta oportunidad lo que he dicho en otras ocasiones: Que nadie me susurre en privado lo que no está en capacidad de decirme en público”
Desde ahora en adelante un nuevo espíritu ha de apoderarse de nuestro pueblo. Un espíritu de optimismo, de fe, de confianza y determinación.
Que en las ciudades y en los campos, que en los valles y en las lomas, sólo se escuche un grito que diga: Dominicanos, E´palante que vamos!, E´palante que vamos!, E´palante que vamos!
Pueblo dominicano, aunque parezca mentira, aunque nadie lo crea, aunque parezca un juego de palabras o más bien un juego de mentiras, esas palabras fueron pronunciadas por el presidente de la República, doctor Leonel Antonio Fernández Reyna durante la toma de posesión de su nuevo gobierno el 16 de Agosto del año 2004 ante la honorable Asamblea Nacional y los invitados de honor que no eran otros que los principales empresarios del país, la cúpula de la Iglesia Católica, embajadores y representantes de los medios de prensa tanto nacionales como extranjeros.