Washington, 16 oct (PL) Los genes son en parte culpables de que algunas personas carezcan de control cuando de comer se trata, sugirió un estudio que publicó la revista Behavioral Neuroscience en su más reciente edición.
Un grupo de expertos de la Universidad de Buffalo en Nueva York, achacan a variaciones en el gen Taq1 A1, un 50 por ciento de responsabilidad en la insatisfacción al ingeririr alimentos, lo que podría conducir a tratamientos contra la obesidad.
De acuerdo con los científicos, ese gen afecta a la dopamina, un químico cerebral relacionado con la conducta y el movimiento y también con la adicción a las drogas, el alcoholismo y el juego.
Los investigadores realizaron análisis genéticos a un grupo de 76 pacientes para analizar dos genes que afectan la dopamina. También se les brindó golosinas y fueron observados para ver quienes comían más.
El equipo descubrió que el gen Taq1 A1 estaba involucrado con la sensación de satisfacción después de comer.
De acuerdo con los científicos, las personas tienen una copia del gen de la madre y el padre. Una mitad de la población posee una variante A1 y una A2 del gen; y otra mitad posee dos copias A2.
Los casos de individuos que tienen dos versiones del A1 son pocos.
Durante el estudio, el equipo encontró que los participantes con dos copias de A2 se satisfacen con facilidad, lo que no ocurre en individuos con dos copias de A1.
Para comprobar como influye esa variación genética en la conducta, los participantes fueron sometidos a una prueba y si ganaban puntos obtenían golosinas y podían dejar de jugar cuando lo desearan.
"Las personas que tenían (la variación A1) y que eran obesos trabajaron el doble que los que no eran obesos o quienes eran obesos pero no poseían ese gen, trabajaron el doble para obtener la comida", indicó Jennifer Temple, una de las participantes en el estudio.
Los expertos realizarán un estudio más profundo con una muestra mayor de participantes y analizarán una mayor cantidad de genes.
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