WASHINGTON, 16 oct (IPS) – Hillary Rodham Clinton, aspirante opositora a la Presidencia de Estados Unidos, se declaró partidaria de usar la diplomacia para defender los intereses de Washington en el exterior, aunque señaló que no dudaría en usar la fuerza si lo considerara necesario.
En su más exhaustivo, aunque típicamente cauto, pronunciamiento en materia de política exterior, la senadora se comprometió a expandir las fuerzas armadas estadounidenses y a considerar una acción militar contra Irán si este país no abandona su programa nuclear.
Rodham Clinton figura en las encuestas como clara favorita para obtener la candidatura presidencial del opositor Partido Demócrata con vistas a las elecciones de noviembre de 2008.
La legisladora escribió, en un extenso artículo publicado por la revista especializada Foreign Affairs, que "Irán debe cumplir sus obligaciones respecto de la no proliferación y no debe permitírsele fabricar o adquirir armas atómicas".
En el artículo, titulado "Seguridad y Oportunidades en el Siglo XXI", Rodham Clinton destacó que "si Irán no respeta sus compromisos y la voluntad de la comunidad internacional, todas las opciones deben permanecer abiertas".
Al mismo tiempo, se manifestó a favor de intensificar las gestiones diplomáticas para la paz en Medio Oriente, a través de una estrategia que incluya a Irán y Siria en los esfuerzos para estabilizar Iraq.
También afirmó que se debe obtener el apoyo de los países árabes para lograr un acuerdo entre israelíes y palestinos, basado en la creación de un Estado palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania a cambio de la normalización de las relaciones de Israel con sus vecinos árabes.
Rodham Clinton manifestó que, en caso de obtener la Presidencia, comenzaría a retirar las tropas estadounidenses en Iraq durante los primeros 60 días de su gobierno.
Pero aclaró que dejaría algunas unidades en ese país para entrenar a las fuerzas locales y realizar operaciones contra Al Qaeda y "otras organizaciones terroristas en la región". También consideraría mantener una presencia en el Kurdistán iraquí, en la zona norte de ese país.
La senadora señaló que buscaría una relación más constructiva con China y Rusia, reconstruiría las tradicionales alianzas de Washington en Europa y promovería lazos más estrechos con India.
En ese sentido, promovería una mayor colaboración de ese país asiático con Australia, Estados Unidos y Japón "en temas de interés común" como la lucha contra el terrorismo y la protección del abastecimiento mundial de energía.
Este artículo de Foreign Affairs es parte de una serie de notas solicitadas a los principales aspirantes a la Presidencia de los dos principales partidos estadounidenses –el Demócrata y el gobernante Republicano– para que definieran los lineamientos fundamentales de sus políticas en caso de acceder a la presidencia.
La aparición del texto de Rodham Clinton se produce cuando una serie de encuestas muestran un aumento de su ventaja sobre los otros precandidatos demócratas con vistas a las elecciones primarias (internas) del año que viene, de las que surgirá el postulante del partido a la presidencia.
El lunes, una encuesta reveló que Rodham Clinton se encuentra 20 puntos porcentuales por delante del senador Barack Obama, su rival más cercano.
Veteranos analistas políticos consideran que, de no mediar algún error garrafal en los próximos meses, Rodham Clinton ganará con toda seguridad la candidatura de su partido.
Creen que esto la convierte prácticamente en la próxima presidenta de Estados Unidos, en vistas del desprestigio del presidente George W. Bush y la desmoralización de los republicanos.
Si esto es así, el artículo de Rodham Clinton sugiere que cambiará más el estilo que la sustancia de la política exterior que Bush desarrolló durante su segundo mandato, iniciado en 2005.
La secretaria de Estado (canciller), Condoleezza Rice, y el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, se han esforzado para asegurar a los aliados de Estados Unidos, especialmente en Europa y Medio Oriente, que Washington está más dispuesto a tomar en cuenta sus intereses y privilegiar más la diplomacia que en el primer período presidencial de Bush (2001-2005).
Aunque el artículo de Rodham Clinton incluye numerosas críticas a los errores y defectos de Bush, las diferencias que muestra respecto de políticas específicas son relativamente pocas.
Entre ellas se destacan la decisión de la senadora de dar nueva vida al tratado que prohíbe los ensayos de armas atómicas y de adoptar otras medidas para alcanzar los objetivos del Tratado de No Proliferación nuclear.
Asimismo, se comprometió a adoptar un acuerdo de cumplimiento obligatorio respecto del cambio climático, pasos que fueron explícitamente rechazados por Bush.
Sin embargo, no mencionó interés en que Estados Unidos adhiera al Estatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional para juzgar crímenes de guerra y actos de genocidio. Su esposo, el ex presidente Bill Clinton (1993-2001) lo había firmado en 2000, pero Bush retiró la firma en su primer mandato.
Por otra parte, Rodham Clinton, sin renunciar a las acciones unilaterales, enfatizó que recurriría mucho más que Bush a una estrategia multilateral para alcanzar los objetivos de Estados Unidos.
"Nuestra política exterior debe estar guiada por una preferencia hacia el multilateralismo, con la acción unilateral como una opción para cuando sea absolutamente necesaria para proteger nuestra seguridad o prevenir una tragedia evitable", escribió.
Rodham Clinton caracterizó a su multilateralismo como una herramienta útil más que como una cuestión de principios.
"Estados Unidos debe estar preparado para actuar por sí mismo en la defensa de sus intereses vitales, pero organismos internacionales efectivos hacen que sea mucho menos probable que tengamos que actuar de esa manera", señaló.
"Los organismos internacionales son una herramienta, no una trampa", agregó.
Rodham Clinton sugirió, asimismo, que en cuestiones específicas de política exterior se volcaba más hacia la continuidad que hacia los cambios.
Apoyó los pasos seguidos en la relación con Corea del Norte, marcada en los últimos años por los intentos de detener el programa nuclear de ese país, y coincidió con Bush en que Rusia –aunque crecientemente autoritaria e intervencionista en los asuntos de sus vecinos– no debería ser vista "sólo como una amenaza".
Rodham Clinton también señaló que Washington debería trabajar con vistas a un "futuro de cooperación" con China, persuadiendo a ese país de "sumarse a los organismos internacionales".
También propuso actuar "en las áreas" en que los intereses de Washington y de Beijing "convergen y acercar las posiciones en las cuestiones en que disentimos".
Sus recomendaciones respecto de Medio Oriente son muy similares a las efectuadas en diciembre por el bipartidario Grupo de Estudio de Iraq (ISG, por su sigla en inglés), muchas de las cuales fueron aceptadas –aunque a regañadientes– por Bush.
Al igual que el ISG, que reflejó las opiniones de sus copresidentes, el republicano y ex secretario de Estado James Baker y el demócrata y ex diputado Lee Hamilton, Rodham Clinton postuló un mayor esfuerzo diplomático para estabilizar Iraq y promover una solución al conflicto entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina basada sobre la fórmula de los dos Estados.
También propuso profundizar la acción militar de Estados Unidos en Afganistán y agregó que Washington debería "redoblar" sus esfuerzos conjuntos con Pakistán para "eliminar de raíz a los elementos terroristas" en las áreas tribales a lo largo de la frontera occidental de ese país.
No fue clara respecto de si esto incluía incursiones en territorio paquistaní, tal como propuso su rival Obama meses atrás.
Aunque se comprometió a desarrollar un plan para comenzar la repatriación de tropas estadounidenses en Iraq para fines de marzo de 2009, no planteó una retirada completa, ni mencionó plazos.
Rodham Clinton sugirió su disposición a usar la fuerza contra Irán, pero también enfatizó que las negociaciones son posibles. No aclaró si Teherán debía cumplir ciertos requisitos previos, tal como ha insistido el gobierno de Bush.
"Si Irán está dispuesto a abandonar su programa nuclear, dejar de lado su promoción del terrorismo, apoyar la paz en Medio Oriente y desempeñar un papel constructivo en la estabilización de Iraq, Estados Unidos debería estar preparado para ofrecerle un programa de incentivos cuidadosamente calibrado", escribió sin ofrecer mayores precisiones.
También se hizo eco de algunas de las ideas del gobierno de Bush sobre la naturaleza de la "guerra al terrorismo", señalando que Al Qaeda "y un creciente número de organizaciones extremistas con ideas similares" están impulsadas "por un rechazo a la modernidad, los derechos de las mujeres, la democracia, y una peligrosa nostalgia por un pasado mítico". (FIN/2007)