El sistema judicial ha recibido una puñalada mortal. Es absolutamente cierto que el poder político y económico impidió que la justicia, al amparo de la ley, produjera una sentencia ejemplar en el caso de la quiebra del Banco Intercontinental (Baninter). Condenar a los acusados simplemente por violar la Ley Financiera y Monetaria y al pago de una indemnización de 64 mil millones de pesos, anulando la acusación de lavado de activos, constituye el daño más grande que se le haya hecho al sistema judicial en toda su historia.
La violación no la ponía en duda ni la barra de la defensa de los imputados, cuyos integrantes deseaban una sentencia negociada que los abogados del Banco Central rechazaron de plano. El principal acusado produjo un documento donde autorizaba a un conocido abogado a negociar determinados años de cárcel y el pago de una suma determinada al Estado como indemnización. ¡Y justo eso es lo que más o menos se produjo en la sentencia!
Cuando el ex presidente Hipólito Mejía acusa al presidente Leonel Fernández de haber intervenido en la Justicia no lo hace por razones políticas o personales. Tiene los elementos que prueban su acusación. No habla por hablar.
No cometo una indelicadeza ni una infidencia si le aseguro al pueblo dominicano que el ex presidente Hipólito Mejía es uno de los hombres más y mejor informados que tiene el país; que su paso por el Estado le otorgó todas las herramientas para saber todo cuanto quiere saber, cuando lo quiere saber, aunque no suele darle un uso inapropiado o político a todas las informaciones que por diferentes vías le llegan. No olvidemos que la información es poder.
Demasiadas personas vinculadas al gobierno, hicieron los cabildeos para una condena complaciente que luego sería respaldada por buena parte de las bocinas del gobierno. Para eso, en reuniones clandestinas, se distribuyó mucho dinero.
Fíjense que la condena no produjo llanto ni tristeza entre los acusados.
Al único que no le cumplieron lo prometido durante las negociaciones fue al acusado de complicidad de lavado de activos que, de pronto, pasa a ser el único responsable de lavado, mientras que el acusado original pasó a ser inocente de ese cargo. Algo ilógico y sin ningún sentido jurídico.
Ahora los señores del poder hacen ingentes esfuerzos para que el caso vaya a una determinada sala de apelación; la que consideren más vulnerable. Confían en que “los muchachos” no se metan en miedo por las presiones de gobiernos y organismos internacionales que exigen castigo para los responsable de la quiebra bancaria que le costó al país el 20% de su producto interno bruto y llevó a la pobreza a miles de dominicanos, y, de paso, se llevó de encuentro al gobierno de Hipólito Mejía.
Debo decir que la sentencia que condena a diez años de prisión y al pago de unos 2 mil millones de dólares al principal responsable de la quiebra del Baninter tiene su lado bueno. Durante el juicio una cosa quedó clara: el banco no quebró por una “conspiración diabólica” de Hipólito Mejía y las autoridades monetarias de su gobierno, como tampoco quebró por los rumores puestos a circular por el Banco Popular y otros bancos, como dijo miles de veces Vinco Castillo y repitió en campaña electoral el presidente Leonel Fernández. Se demostró que quebró por el fraude, que había una doble contabilidad, un banco paralelo clandestino; se probó, de igual modo, que hubo abuso de confianza, mala práctica bancaria y muchas otras cosas más.
El Banco Popular, el BHD ni los demás bancos fueron los artífices del colapso, como tampoco el gobierno de Hipólito Mejía, que hizo más de lo que aconsejaba la prudencia para salvar ese banco otorgándole miles de millones de pesos en redescuentos que eran utilizados para otros fines. Al Baninter lo quebraron sus dueños. Nadie más.
La Junta Monetaria del Banco Central le da un espaldarazo al gobernador Héctor Valdez Albizu cuando aprueba la apelación. Es una actitud responsable que merece el respaldo. Supongo que el Ministerio Público hará lo mismo, aunque lamento que el Procurador General de la República no sea Francisco Domínguez Brito. (¿?)
Debo decir que la conspiración contra la Justicia se mantiene. Ahora con más fe. Que sobre la Corte de Apelación habrá más presión desde el gobierno y desde el Ministerio Público. Si los manipuladores logran su propósito, larguémonos de aquí.