Nueva vez la tragediacomo regalo de la naturaleza nos toca y debemos como pueblo llorar nuestros hermanos muertos, heridos, desaparecidos, sus casas perdidas, la miseria gol-peando, cono ensañada en los que menos tenemos.
Como gobierno tienen necesariamente los que fueron elegi dos para bien dirigirnos sentirse muy mal, porque hubo aun que se quiera decir lo que se quiera decir negligencia.
De nuevo la maldita reelección, la adulaciuón, el andar tras el Presidente de la República gastando gasolina cara, dietas caras, y todos los cuartos del pueblo, hicieron que no estuvi eran en sus puestos, aunque fuera feriado, quienes tenian y deben de darle la cara al país ante cualquier eventualidad.
No es momento de política, pero tampoco es momento para eludir la responsabilidad que tienen sobre sus hombros des de el Presidente de la República hasta el menos importante de los funcionarios del gobierno.
Es hora de que unificados todos, dejemos de lado, ya lo ha-biamos pedido,el gasto en campaña, y ponernos a trabajar para ir en auxilio de los que menos tienen, lo que es igual no es ventaja, y la hora no es de campaña, es de buscarle solu ciones todos juntos a esta nueva prueba de Dios, quizás pa ra precisamente llevarnos a hacer un alto y pensar en la mi seria y en lo pasajero del poder, del dinero, y de la supuesta grandeza.
Mal hicieron, pero ahora todos juntos podemos hacerlo bien ni el país ni el Palacio Nacional con su maldición reeleccionis ta y Trujillista se va a acabar, lo que estamos camino a sino acabarlo hacerlo menos vivible es la ambición, el afán de po der y dinero de muchos, la insaciable vopracidad de los que lo tienen todo y no son capaces de dar ni una minima parte.