A lo que invita la gran tragedia que afecta a la nación dominicana es a convocar a la unidad nacinal. La magnitud del desastre ocasionado por la Tormenta Noel es tal que no hay forma de salir airoso movido por el sectarismo.
Gobierno y oposicion deben de entenderse para que podamos salir de este gran apuro a que nos ha sometido la naturaleza.
Significa esto, que en estos momentos, se despongan actitudes partidaristas y de grupos, y nos centremos todos a procurar que los millares de afectados, de personas que han quedado sin techo y sin nada, sean eficientemente socorridas.
No se trata de que le demos riendas sueltas al gobierno para que haga solo lo que entiende está bien. No, se trata de despositar la confianza en las actuales autoridades y que éstas a su vez permitan ser fiscalizados por todos los sectores, incluidos los opositores.
Significa que no haya obstáculos que impidan las acciones que se requieren para ir en auxilio de los millares de damnificados. Significa, que la voluntad nacional se oriente hacia un sólo propósito que es el de salir hacia delante.
La mira del gobierno y la oposición no debe de estar en los comicios del 2008, sino en esa gente golpeada por la Tormenta Noel, que urge de que hasta ellos llegue el apoyo del Estado Dominicano.
La mira tiene que estar en lograr lo más rápido posible la restauración de la infraestructura colapsada y el arreglo de vías y caminos vecinales, vitales para las comunidades golpeadas por la tormenta.
El deseo es que por el momento la prioridad sea la gente.