Santo Domingo, 4 nov (PL) Una semana atrás los dominicanos ni se imaginaban que la naturaleza y la geografía les deparaban la tragedia que tienen hoy ante sus ojos.
Copiosos aguaceros y mar agitada eran los únicos signos el domingo pasado del azote de la tormenta Noel que en horas mataría decenas de personas, arrasaría carreteras, puentes, cosechas y viviendas.
Aún hoy siguen apareciendo cadáveres: 85, acorde con un parte oficial que no es definitivo, pues 48 personas están desaparecidas.
Naves aéreas y embarcaciones de todo tipo comienzan a penetrar en zonas aisladas por las inundaciones y sigue el recuento de víctimas fatales.
Testimonios de socorristas dan cuenta de paisajes dantescos en zonas del sur y el sureste del país, donde hay cadáveres insepultos.
Los daños materiales son enormes, en especial la agricultura. Aunque permanecen sin cuantificar, se estiman en una cifra superior a los mil milones de dólares.
Acorde con las estadísticas oficiales, 737 viviendas fueron barridas por las inundaciones y casi 17 mil sufrieron daños de consideración.
Otra noción del drama es tangible por el número de desplazados, 66 mil 512, de acuerdo a los informes oficiales.
Aunque no existe un balance exacto de las pérdidas materiales el criterio general es que el país tardará años en ponerse en pie por completo.