Tras el paso del huracán Noel, el gobierno ha clamado ayuda internacional para socorrer a los damnificados y ayudar a los familiares de los muertos y desaparecidos, que nunca sabremos cuántos, porque políticamente no es conveniente, debido a la campaña electoral reeleccionista.
De igual modo, productores de televisión, artistas y empresarios organizaron diversas formas de recaudar dinero, alimento, ropa, agua potable, medicamentos y todo cuando los demás no estuvieran necesitando.
El sentido de la solidaridad de la comunidad internacional y del pueblo dominicano se hizo presente. En cada caso fue notorio el afán del gobierno por sacarle provecho electoral a la tragedia, que fue mayor, no lo duden, por su falta de responsabilidad y por su indolencia frente a los pobres.
En lo personal, no creo en telemaratones, ni en salir a pedir, como mendigo, cada vez que se produce un desastre. No importa lo que diga el gobierno, ni lo que repita el coro de sus bocinas, comprobado está que los estragos pudieron ser menores si las autoridades hubieran tomando las medidas de lugar, y no limitarse a un simple aviso o nota de prensa como se hizo.
El gobierno no tiene que salir a pedir a los gobiernos amigos, ni a los organismos internacionales; ni tiene que organizar telemaratones para recaudar dinero y alimentos. Tampoco tiene que ir al mercado de capitales ni volver a tomar préstamos clandestinos a través de la Sun Land, ni acudir al Fondo Monetario Internacional o al Banco Mundial. Nada de eso, según el propio gobierno, el crecimiento económico de la nación es uno de los mayores del mundo, rondando un diez por ciento anual. Tanto es así, que este año hubo un superávit en casi todos los renglones de nuestra economía. El milagro económico es tan grande que al gobierno le sobraron más de once mil millones de pesos del presupuesto nacional.
El desempleo ha bajado, el costo de la vida ha disminuido; el turismo va viento en popa aunque la popa no coja viento; las recaudaciones aduanales marcan récord; en Impuestos Internos han recaudando miles de millones de pesos gracias a las tres reformas fiscales; las escuelas y los hospitales nunca estuvieron mejor equipados, ni con asignaciones presupuestarias más elevadas; el narcotráfico fue eliminado con el apresamiento de Quirino; la seguridad ciudadana está garantizada por agentes policiales que gozan de buenos salarios y seguridad familiar. Palabras del gobierno. Lo que se ha producido en el país es un verdadero milagro, algo que ha dejado con la boca abierta a los expertos internacionales.
No existe un área donde no se respire aire de progreso y prosperidad, según el gobierno, tanto es así, que compramos millones de alcoholímetros que nadie sabe en qué rincón están tirados, motocicletas de lujo para que escolten a funcionarios y relacionados.
Un país que marcha hacia el progreso y el bienestar, que ha crecido tanto economicante no puede salir por el mundo a pedir como si fuera un mendigo, un pordiosero, como si fuera un país de gente marcada por la miseria y la marginalidad. Eso le corresponde al pueblo haitiano. Pero no a nosotros, que hemos sido bendecidos por Dios y San Leonel, “la virgen de la Altagracia con bigotes”.
Ahora bien, si el gobierno no quiere sacrificar su bonanza, puede destituir a los funcionarios inservibles, a las botellas que tanto dinero y recursos le cuestan al país. Los primeros 22 tránsfugas que nombró el presidente Fernández nos cuestan más de 60 millones de pesos al año. Los designados posteriormente otros cien millones de pesos. El gobierno gasta todos los meses 500 millones de pesos en propaganda y publicidad, los cuales pueden ser reducidos a cien.
Sólo en esas dos áreas el gobierno se ahorraría más de 500 millones de pesos al mes, es decir, cerca de seis mil millones al año. Pero eso no es todo, la Fundación Global, tan rica y poderosa, puede donar parte de su patrimonio, al igual que otras fundaciones cuyos recursos deberían ir dirigidos a los pobres que ahora son más pobres porque Noel se lo llevó todo…
Si el gobierno eliminara los gastos superfluos, que son muchos, no habría necesidad de mendigarle al mundo. Es muy feo y vergonzoso que un país rico, sin apagones, que va pa lante con todo y Metro, esté llorando miseria.
Con el dinero del Baninter y de otros fraudes bancarios, con el dinero de la Sun Land, con el dinero de los tránsfugas que el presidente ha nombrado con sueldos de lujo, con el dinero del contrabando, con el dinero de la evasión fiscal, con el dinero de la corrupción, con el dinero de los corralitos, con el dinero de algunos partidos políticos, con el dinero de las tres reformas fiscales; con el dinero de la renegociación de la deuda externa con el club de París, con todo el dinero que el gobierno ha tomado prestado en estos tres años, con el dinero del maldito Metro, con el dinero del tráfico de influencia, con el dinero de las comisiones que reciben los funcionarios por otorgar contratos y obras grado a grado; con el dinero de los funcionarios que tienen salarios excesivos; con todo ese dinero no sólo se resuelven los problemas de los damnificados del huracán Noel, sino los de todos los damnificados y el de todos los dominicanos. Con todo ese dinero, todos fuéramos ricos, nadie fuera damnificado. Con ese dinero, los dominicanos no saldrán huyendo en yola, porque este país fuera un verdadero paraíso. ¿O no es verdad?