Ya, desde ese instante, el "intruso" amenaza con acaparar toda la atención de la familia y el niño (o niña) empieza a ver la futura llegada de su hermano como un verdadero desastre.
Sobre esta situación, la psicóloga Rita Domínguez nos dice que "de repente, toda la atención que estaba centrada en él va para ese niño que está siempre en boca de sus padres y sus abuelos; ese otro que él no puede ver, pero que, al mismo tiempo ¡está en todas partes! En el cuarto que mamá prepara para recibir a ese nuevo huésped, en las ropas que le compra, en los juguetes que traen los familiares (y que él no puede tocar), y, sobre todo, en las conversaciones. Todos hablan, hablan y hablan del hermanito".
SENTIMIENTOS NEGATIVOS:
La licenciada Domínguez explicar que según van pasando los meses, "la presencia" del bebé se va haciendo más tangible. A los ojos del niño ya mamá no es la misma. ¡Hasta físicamente ha cambiado! Además, algunos días se siente muy mal (por culpa del intruso) y entonces sólo desea descansar, no jugar con él, o atenderlo, como lo hacía antes.
La situación cada vez empeora más: ya casi no puede sentarse en sus piernas porque "su hermanito que viene" está entre él y su mamá ocupando el que fuera "su" lugar. Los sentimientos que entonces comienza a sentir el niño hacia su hermanito suelen ser negativos: celos, rechazo, resentimiento, hostilidad.
Sobre el particular, la profesional de la conducta dice que "todos esos sentimientos son muy comprensivos" y que los padres deben entender que después de todo, él se siente solo, sin "aliados"; alejado de sus padres y a punto de perder su cariño.
Sugiere a los padres no menospreciar los sentimientos de su hijo pensando que "es sólo una criatura ya se le pasará", porque los niños son muy sensibles y, aunque muchos adultos no lo creen, ellos captan muy rápidamente. Por eso, para evitarle sufrimiento es necesario que usted y su esposo lo vayan preparando poco a poco, y con mucho tacto, para la llegada de su hermano.
RECOMENDACIONES:
Inclúyalo en todo:
El problema principal que tiene el niño es que se siente excluido del cariño de sus padres, de las conversaciones, de la atención y de la alegría que todos, menos él, sienten por la próxima llegada del bebé.
Foméntele interés y entusiasmo por su hermano. ¿Cómo hacerlo? Es muy fácil: inclúyalo en todas las actividades propias de la espera. De esa manera, e esa manera, él sentirá que sigue formando parte de la familia y que "cuenta" con ustedes. Al estar en contacto con sus padres la llegada del hermano no le parecerá ser tan terrible.
Cuando usted y su esposo, u otros miembros de la familia, conversen sobre el bebé, anímelo a que dé su opinión y también que cuente qué piensa de todos los preparativos.
Pídale que le ayude a decorar o preparar el cuarto de su hermano y deje que él decida algunos pequeños detalles. Mientras "trabajan" juntos, cuéntele cómo usted hizo lo mismo cuando lo esperaba a él y dígale con detalles las circunstancias de su nacimiento (como fue el día que él nació, quienes lo fueron a ver, los regalos que le llevaron, etc.). Todo esto servirá para que, aun cuando el niño esté ayudando en los preparativos para la llegada de su hermano, la atención esté centrada en él.
Si va de tiendas a comprar ropas para el bebé, deje que él elija alguna pieza. Recuerde lo importante es que él forme parte del entusiasmo y que jamás llegue a sentir que se ha quedado relegado a un segundo lugar en el afecto y la atención de sus padres.
Háblele claramente:
Ésta es la clave para tratar con los niños. No intente engañarlos. Casi nunca logrará convencerlos del todo de una mentira. Y, si lo consigue, será para quedar muy mal entre ellos, porque, cuando al fin salga a relucir la verdad, ya no confiarán más en usted.
No le haga "entrever un paraíso" con la llegada de su hermano. Explíquele que, al menos durante los primeros meses, el bebé no va a poder jugar con él. Y que, durante este tiempo, casi todo lo que hará será comer y dormir.
Dígale también que, en muchas ocasiones, ustedes estarán hablando, jugando o participando de cualquier otra actividad y si el bebé empieza a llorar o es la hora de su comida, tendrán que dejar lo que están haciendo para más adelante.
Déjele saber que es muy natural que esto lo contraríe y que talvez en algunas ocasiones él sentirá que ya ustedes no lo quieren como antes. Pídale que venga donde usted cuando se sienta así, para darle mucho cariño.
Cuando llegue el bebé:
Es muy importante que separe unas horas del día (o el tiempo de que disponga) para estar con su primogénito. Este tiempo que le dedica debe ser sagrado y si por algún motivo de postergarlo, asegúrese de que no deja de reiniciarlo tan pronto le sea posible. ¡No deje de hacerlo! Es más, si fuera posible, deje de vez en cuando al bebé en casa de algún familiar de confianza, y usted y su esposo lleven al niño al cine, al parque o de paseo.
Pero…aún con todos los preparativos y muestras de cariño, es muy posible que, en alguna ocasión, el niño resienta a su hermano. Si esto sucede, no lo haga contener sus sentimientos negativos. Déjele que hable y le explique por qué se siente triste.
Permítale que le ayude en el cuidado del bebé, pero no lo fuerce. Y, por sobre todas las cosas, siga dándole mucho cariño, para que de esta forma vea al bebé como a un hermano y no como a "un bulto lleno de llanto que le está robando a sus papás".
Si su niño tiene pocos meses cuando ya el otro hermanito está en camino, no crea que no sentirá la diferencia. Aunque no pueda explicarle las cosas, intensifique sus demostraciones de afecto y así el bebé mayor no sufrirá.