El encuentro arrojó resultados altamente alarmantes ya que en nuestros países residen alrrededor de 500 millones de habitantes, de los cuales 120 millones sobreviven sin alcantarillado.
Por no tener alcantarillado, las aguas negras circulan cerca de las viviendas del 51 por ciento de las zonas rurales de Latinoamérica.
El 14 por ciento de la población urbana del hemisferio (60 millones de personas) y el 51 por ciento de la rural (65 millones), no pueden disponer correctamente las aguas negras y se arriesgan a contraer enfermedades infecciosas e intestinales.
Ministros y representantes de 18 países de América Latina prometieron en la capital que iban a trabajar por reducir esa cifra a la mitad antes del 2015. Tuvieron un testigo de excepción: el príncipe de Holanda, Willen Alexánder, que fue el representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para abanderar una solución a esta crisis en todo el planeta.
La idea de ese compromiso es cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio de este organismo, teniendo en cuenta que el 2008 fue escogido como el Año Internacional del Saneamiento.
Según cálculos de la ONU, 2.600 millones de personas en el mundo no tienen acceso a un saneamiento mejorado. De ellas, mil millones carecen totalmente del servicio.
"Aunque en Latinoamérica pasamos de una cobertura del 69 por ciento en 1990, al 75 por ciento en el 2002, estamos muy lejos de un resultado óptimo", explico Leyla Rojas, viceministra del agua de Colombia. Los costos para lograr este objetivo superan los 500 mil millones de dólares según la ONU.
Por eso, los funcionarios concluyeron que será necesario tener la ayuda económica de grandes grupos industriales, del sector privado, de instituciones financieras y de proveedores de servicios, para lograr los topes de cobertura planeados.