A medida que han pasado los años, la moda ha mostrado unas partes del cuerpo femenino y ha escondido otras, dependiendo de qué zonas de la anatomía se haya estado enfocando como centro del atractivo femenino.
Por ejemplo, en Francia, los escotes profundos del siglo XVIII lucían muy bien en la época de Luis XV, pero llegó un tiempo en que, aun con el liberalismo de las costumbres modernas, resultaban tremendamente escandalosos y nada elegantes.
En la época victoriana, la atención de la moda se dirigió a ceñir la cintura, de forma que aquellas mujeres, que lucían como avispas, casi no podían respirar. Pero mostrar aunque fuera un pedacito de tobillo era un crimen contra las buenas costumbres.
Después que Cocco Chanel liberó la cintura, en 1913, los años 20 promovieron alzar la falda por encima de la rodilla, prestando atención a las piernas, pero no mucho al busto.
Los años 30 destacaron los hombros desnudos. En los 40 bajó la falda y se impusieron las hombreras. Los 50 se centraron en el busto y los 60 en las piernas.
Cada década ha llamado la atención sobre una nueva parte de la anatomía, por esa razón ya no quedan muchas por descubrir. Antes y ahora, el cuerpo de la mujer sigue siendo una fuente de inspiración de la moda.