En el artículo anterior analizamos la marcha histórica de las principales reformas experimentadas por las universidades. Ahora presentamos nuestro punto de vista sobre las reformas que demanda la educación superior en la Republica Dominicana, y en particular, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que por su historia, carácter, condición y dimensión, debe estar más comprometida con el desarrollo de la nación y ser el modelo para el resto del sistema. Dichas reformas deben estar comprendidas desde su concepción filosófica, las estructuras académicas y administrativas hasta los diversos procesos que se desarrollan en ella.
En el orden filosófico, la UASD debe explicitar la visión y actualizar su misión agregando a su carácter de institución autónoma, plural y democrática, otros elementos definitorios como son la condición de universidad nacional y laica, aunque no renuncie ni reniegue su origen pontificio. Atendiendo a la nueva realidad imperante, la UASD debe asumir el compromiso de luchar para superar la pobreza y las desigualdades sociales, la violencia y la criminalidad en todas sus manifestaciones, preservar el medio ambiente, los recursos naturales y la identidad nacional que nos diferencia como sociedad.
En lo académico, se requiere introducir reformas para incorporar al currículo la concepción filosófica de que los científicos, profesionales y técnicos que forma nuestra institución, constituyan verdaderos agentes críticos para la transformación social hacia la libertad, con elevada capacidad de emprendimiento, enfatizando en la educación en valores. Además, incorporar nuevas formas de enseñanza aprendizaje como son la educación semipresencial y a distancia aprovechando la tecnología disponible.
La función académica debe ser articulada de forma sistemática a fin de que las actividades de docencia, investigación y extensión estén debidamente definidas, programadas y conectadas desde las cátedras en los contenidos que se describen en cada uno de los programas de las asignaturas. Esta medida debe ser acompañada con una nueva forma de contratación del personal académico que contemple el ejercicio integral de las funciones descritas como una de las estrategias para elevar la calidad de la educación.
Es necesario reconceptualizar el postgrado, su estructura y la necesaria articulación progresiva que debe existir en los distintos niveles e introducirlo como uno de los componentes del currículo.
Definir de manera explícita la jerarquía académica que le corresponde a las distintas categorías profesorales: titulares, adjuntos, adscritos e interinos y asignarles sus respectivas funciones y espacios.
Hay que establecer un índice de internacionalización en el que se definan las variables críticas y las estrategias pertinentes para garantizar la presencia de la UASD en el ámbito competitivo internacional. Un punto de apoyo para lograr esa meta es una página electrónica con dominio propio en la Internet, donde debe colocarse toda la información relevante de la Institución, por lo menos en tres idiomas.
Es inaplazable adoptar un sistema de gestión de la calidad con una visión holística y sistémica, incorporando la gerencia por procesos y poniendo la tecnología a su servicio para elevar su eficiencia y eficacia, como forma de asegurar los niveles de excelencia que demanda el quehacer universitario y garantizar a los egresados su éxito en el nuevo entorno competitivo que vivimos.
El proceso de admisión de nuevos alumnos tiene que garantizar que éstos estén aptos para el aprendizaje en el nivel superior y establecer los mecanismos eficientes para que la sociedad no pierda aquellos talentos que, por circunstancias de carencias económicas o de otra índole, actualmente no pueden llegar a la universidad. En ese orden, es necesario que la UASD asuma una actitud proactiva para establecer el vínculo que debe existir entre el nivel superior y los niveles medio y básico, componentes todos del sistema educativo dominicano.
El inicio del proceso de descentralización que requieren los Centros Universitarios Regionales es inaplazable, como también lo es la incorporación y afianzamiento de las estructuras para la auto-evaluación y la acreditación de la institución.
El ejercicio democrático de elegir las autoridades debe ser fortalecido a fin de que la institución continúe siendo ejemplo en ese campo ante la sociedad. Pare ese fin, debe incorporarse en el Estatuto Orgánico la estructura y las funciones de la Comisión Central Electoral.
Se precisa la definición en el Estatuto Ergánico del concepto de empresas universitarias como unidades que contribuyan a generar recursos internos que se adicionen al financiamiento siempre insuficiente que proviene del Estado Dominicano.
En el plano de la gerencia administrativa y financiera, es perentorio establecer en el Estatuto Orgánico una distribución racional y porcentual del presupuesto, con el fin de asignar una partida para cada una de las funciones básicas de la institución: docencia, investigación, extensión, administración, bienestar del personal docente, administrativo y estudiantil, inversiones para el desarrollo, entre otros renglones importantes. También es de rigor establecer los mecanismos para determinar los costos reales de las funciones universitarias en base a los parámetros de calidad que exige la sociedad de hoy a las universidades.
Una medida importante para garantizar la calidad y el ejercicio transparente en la gestión universitaria es la adopción de un nuevo concepto y estructura de la gestión del control interno, aprobando un mecanismo diferente al actual para escoger la persona responsable de ejercer esa función, garantizando que esté bajo el dominio del Consejo Universitario y no en el entorno de la confianza del Rector de turno. También es necesario precisar los distintos tipos de informes y su periodicidad que debe presentar la institución a la comunidad universitaria y nacional para cumplir su responsabilidad de rendir cuentas.
Concebir la planificación decenal para evitar la improvisación y garantizar la continuidad en el desarrollo de la academia, es un tema que no puede estar ausente de la agenda universitaria.
Las reformas enunciadas precedentemente, que no son excluyentes de las que deben surgir desde otros puntos de vista, deben dirigirse a elevar la capacidad competitiva de nuestro país por medio de la formación del talento humano de elevada calidad para alcanzar el desarrollo integral y el bienestar de nuestros ciudadanos y ciudadanas.
Como se sabe, toda reforma implica, la mayoría de las veces, disponer de recursos financieros importantes, por lo que es necesario establecer un PACTO POR LA TRANSFORMACIÓN DE LA UASD en el que deben participar todos los sectores de la vida nacional.