El crecimiento personal apunta hacia un desarrollo continuo y de mejoría a través del tiempo, siempre abierto a nuevas experiencias. Es lo que coronaría nuestra verdadera realización o lo que he denominado el verdadero bienestar
Cuentan que un Rey cayó gravemente enfermo y luego de consultar a los mejores especialistas en salud sin ningún resultado favorable, decidieron probar la recomendación de un mago quién sugirió que si éste se ponía la camisa de un hombre que fuera feliz, sanaría de inmediato.
Los emisarios se desplazaron por campos y ciudades preguntando a todo el que encontraban que si era feliz. Siempre aparecía algún escollo que derrumbaba el estado de pleno bienestar que estaban buscando. Decepcionados de su inútil labor decidieron retornar con las manos vacías, cuando de repente vieron un campesino muy alegre que vivía con su familia al pié de una montaña. Lucía tranquilo saludable y sus ojos irradiaban una paz y tranquilidad extraordinaria. Cuando le preguntaron que si era feliz, éste respondió que se sentía plenamente realizado. Estaba viviendo como había soñado y una sensación de felicidad y bienestar le acompañaba siempre. Al solicitarle el encargo para el rey, se dieron cuenta de que el hombre feliz no tenía camisa y por lo tanto no pudieron cumplir su misión.
Vamos por la vida buscando desesperadamente aquello que nos proporcione la tranquilidad que todos deseamos sin encontrarla, porque colocamos la escalera en la pared equivocada y al subir advertimos que el panorama que se nos presenta no era el que esperábamos.
Como terapeuta, en la primera sesión de trabajo, luego de crear las condiciones de raport necesarias para la preparación del terreno a cultivar, le pregunto al paciente: "¿Qué deseas lograr al venir donde mi?" La respuesta siempre es la misma aunque lo hagan con palabras diferentes. Todos quieren felicidad y bienestar. Quieren paz.
Si analizamos la historia de la humanidad, encontramos cómo este tema siempre ha ocupado un lugar preponderante. Los filósofos antiguos analizaron muy bien la situación. Así encontramos por ejemplo en Epicuro y su concepción hedonista, cómo cifraba el bienestar en proporcionarse la mayor cantidad de placer y felicidad. Quizás concuerde en parte con lo que hoy se conoce como bienestar subjetivo, o sea , la experiencia subjetiva de felicidad que surge como resultado de un balance global entre las situaciones de placer y de displacer, entre los buenos y los malos elemento de nuestra vida.
También tenemos a Aristóteles quien presenta una visión diferente, enmarcada en lo que se denomina eudaimonía o realización de lo que podemos ser. Esta concepción encajaría con lo que hoy llamamos bienestar psicológico, el cual se fundamenta en el proceso y consecución de aquellos valores que nos hacen sentir vivos y auténticos y que a la vez nos hacen crecer como personas.
Quien mejor ha estudiado esta concepción de bienestar psicológico es la Dra. Carol Ryff y para ello analiza seis dimensiones importantes: autonomía, dominio del ambiente, autoaceptación, relaciones positivas con otros, propósito en la vida y crecimiento personal. De todas estas dimensiones o medidas del bienestar, algunas se relacionan con el bienestar subjetivo como la autoaceptación y el dominio del ambiente y otras con el bienestar psicológico, en especial el propósito en la vida y el crecimiento personal.
Quizás la razón fundamental por la cual nos perdernos en la búsqueda de la plena felicidad, se encuentra en que no hemos aprendido a diferenciar entre el ser y el tener. Generalmente nos olvidamos del ser y ciframos nuestra atención en el tener. Vamos por la vida llenándonos de cosas, pensando que con ello alcanzaremos la felicidad y al final nos damos cuenta que nuestro verdadero ser se ha quedado totalmente desatendido, debido a que el tiempo que debimos dedicarle lo ocupamos en llenarnos de cosas que al final resultaron inútiles.
Si quieres encontrar el verdadero bienestar necesitarás dirigir tu atención a la esencia de tu verdadero ser. Cuando haces un alto en el camino para entrar en contacto con tu esencia, si te preguntas en ese momento: "¿Quién soy?" La respuesta debe ser diferente a fulano, zutano, el doctor x, el ingeniero z o el artista y. La voz que escucharás te susurrará conceptos como: eres paz, alegría, luz, armonía y amor.
Si realmente has estado buscando ese estado de paz interior que todos soñamos, es hora de que revises por qué no lo has encontrado. Si lo sueñas es porque existe y si existe puede ser tuyo. Mi recomendación es que logres tener una visión clara de lo que realmente deseas. Descubre quién eres y cuál es tu misión en la vida para que te dediques a realizarla con el mayor entusiasmo posible. Cuando sabes quién eres y adónde vas, sientes que te desplazas a favor de la corriente y tu vida se llenará de felicidad y bienestar.
Hace unos 30 años, aprendí lo que era una misión. Me senté y definía la mía como: "Servir enseñando a vivir mejor". Y por eso estoy aquí contigo, en espera de que estas ideas puedan despertar el entusiasmo y el impulso que con frecuencia necesitamos para iniciar la acción que cambiará por completo nuestras vidas.