Los médicos creen que andar puede resultar un arma muy eficaz para combatir epidemias del nuevo siglo como el sedentarismo y la obesidad. Eso sí, no vale caminar de cualquier manera. Una postura correcta y el calzado adecuado serán los mejores aliados en esta actividad que nunca debería faltar en nuestra rutina diaria.
La obsesión por encontrar un hueco en la agenda para poder ir al gimnasio es tan grande que muchas veces la gente se olvida de que tiene a su alcance la mejor receta de salud: ¡Andar! Lo dicen los cardiólogos, lo confirman los traumatólogos y lo saben quienes ya han introducido esa rutina en sus vidas. Andar treinta minutos al día es la mejor fórmula para estar en forma, y lo que es más importante, sin riesgo de lesionarse.
Sólo media hora, no hace falta más: es tan fácil como decidir ir andando al trabajo, aunque sólo sea un tramo. Pero ¡ojo! no vale con andar de cualquier manera. Una postura correcta y una respiración y calzado adecuados son imprescindibles para sacar provecho.
"El sedentarismo es el mejor aliado de una grandísima parte de las nuevas epidemias de nuestro siglo", cuenta Norberto Galindo Planas, angiólogo y cirujano vascular que asegura que "el ejercicio físico alarga la vida y disminuye el riesgo de enfermedades vasculares".
Y, además, añade, "supone una ayuda para controlar los niveles de colesterol y mantiene a raya la obesidad y la hipertensión arterial. Y también disminuye ostensiblemente las complicaciones de las varices, previene la aparición de la osteoporosis y previene la degeneración articular".
¿CONTRAINDICACIONES?
Son muy pocas. Según advierten desde la Sociedad Española de Medicina y Familia Comunitaria, "sólo la incapacidad funcional de pacientes con artritis avanzadas o secuelas de afecciones cerebro-vasculares pueden suponer una limitación para hacer caminatas".
Pero lo que muchos olvidan es que quien no ha sido un deportista a los veinte no puede convertirse en un atleta a los cuarenta. "A veces resulta peor el remedio que la enfermedad, muchos deciden ponerse en forma de mayores, cuando les sorprende ese insolente michelín en la cintura que a veces no se elimina ni con dieta, y olvidan que todo tiene su evolución. Se lanzan a hacer pesas, maratones, bicicleta… sin entrenamiento alguno y es cuando llegan las lesiones", cuenta Josep Comellas, entrenador personal y especialista en educación postural.
Para todos aquellos que han decidido tarde hacer ejercicio físico, asegura que andar es la mejor fórmula para comenzar y para quienes ya lo hacen habitualmente, puede ser el mejor calentamiento.
Los epidemiólogos de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) han confirmado que cualquier pequeño movimiento que se haga es válido para estar en forma. En este sentido, Norberto Galindo Planas cuenta que "resulta que andar es la más simple y completa de las actividades que tenemos a nuestro alcance".
"Activa las bombas musculares que son nuestras pantorrillas (y que podemos calificar de corazones periféricos) y hace que las plantas de los pies actúen como esponjas vasculares que al exprimirse envían la sangre venosa hacia el corazón y del corazón al pulmón, por lo que esa misma sangre regresa a la pierna en forma de sangre arterial".
Para resumir, cuenta el experto, "permite cumplir un ciclo arteriovenoso, lo que significa que la sangre se oxigena y mejora todos nuestros tejidos y, lo que es más importante, una persona que anda una hora consigue la oxigenación que obtendría una persona sedentaria durante siete días".
El andar evita "que el intercambio de gases vasculares sea deficiente". Y también mantiene bastante a raya a las varices, que "no sólo son un problema estético, sino que a veces pueden convertirse en un riesgo real de trombosis, flebitis y embolia pulmonar"