El primer paso para ser víctima está dado, pero da la casualidad que es el mismo paso a dar para ser protagonista de su propio destino.
Al uno hacerse parte del problema, ya puede ser parte de la solución, y eso lo haría a uno protagonista. Y uno es parte del problema cuando descubre que algo le molesta y analiza la parte que le toca de esa situación.
Elegir la actitud que tomaremos será lo decisivo para formar parte de nuestra construcción, la construcción de nuestro destino. Si nos fijamos que Arjona dice que "el problema no es que me mientas… el problema es que te creo". Entonces puedo decidir si sigo creyendo o sí decido salir de esa relación.
No puedo pensar en que el problema es sólo la otra persona que me engaña con sus palabras; de yo tomar esa actitud ella no me hará la vida más fácil a menos que deje de mentir… entonces con esta posición sí me convierto en víctima cuando dejo mi destino en manos de la persona que me miente, cuando espero que ella algún día cambie.
Arjona dice en otra estrofa que; "el problema no es que juegues, el problema es que es conmigo".
Yo soy el que tengo que darme cuenta que estás jugando conmigo, luego decido que hacer con la información. Si no hago nada, más que llorar y contarlo a mis mejores amigos, entonces soy víctima. Ahora bien, si hago algo para que dejes de jugar conmigo, entonces seré protagonista de mi vida.
La única persona que puede hacerlo feliz a uno es uno mismo… ya que esperar que otro lo haga feliz sólo lo llevará a una felicidad temporal e incompleta. Cuando amamos debemos amar para ser felices nosotros y no sólo por hacer a otra persona… no se preocupe verá que fácil es que la otra persona se sienta feliz por ser amada, amar contagia y ser feliz también.
La cuestión está en no es hacer las cosas "por amor"… lo que hace funcionar una relación donde queremos ser protagonistas, es hacer las cosas "con amor". Cuando lo hacemos por amor, no mostramos nuestra voluntad, sino una condición. En el momento que nos llena el alma y sale "con amor", estamos actuando desde lo más profundo y cómo queremos, entonces hacemos las cosas de la manera que ayuda a formar y mantener una relación de largo plazo.
Ahora bien, ante todo tenemos que pensar en que lo que hacemos no puede dañar a los demás, que en ningún momento nuestra actuación puede ser egoísta, si no sopesada para que todos podamos disfrutar.
Casi siempre es posible hacer las cosas de manera que uno logre su objetivo y haciendo que los demás logren los suyos. Por eso no olvide la regla de platino: "Trata a los demás como ellos quieren ser tratados".
A más tardar hasta la siguiente entrega.
© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales a nivel Internacional. CEO Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.