Año tras año, la Navidad trae consigo un incremento descomunal en el número de fiestas y festejos, donde están presentes platos sabrosos cargados de grasas, aditivos y calorías, y, por supuesto, proliferan los complementos indispensables en ocasiones de celebraciones: la bebidas alcohólicas.
Pero ¡CUIDADO! Porque el fragor de la alegría que nos embriaga en estas pascuas se puede arruinar si por excesos al comer o beber terminados indigestados o intoxicados.
TODO EXCESO TIENE UN COSTO:
Los excesos navideños tienen un costo y al final pasan factura. Prueba de ello es el incremento considerable durante estos días en las emergencias de los centros de salud, donde tantas personas deben ser atendidas por ser víctimas de indigestiones o intoxicaciones alcohólicas. Eso sin contar el problema estético que constituye el aumento de peso que denuncia muestra la balanza cuando finalizan las fiestas, y que tanto eliminar.
En el caso del alcohol, su toxicidad afecta al hígado y a otros órganos, en especial el páncreas y el cerebro. El coma etílico y la pancreatitis aguda alcohólica pueden ser cuadros muy graves e incluso mortales.
Además de las consultas por "atracones", para esta época aumentan las producidas por intoxicaciones que originan alimentos en mal estado. Los que con más frecuencia suelen causar cuadros de este tipo son los pescados y mariscos, ya que requieren de unos procedimientos de conservación más exigente.
Para prevenir estas situaciones, los expertos recomiendan adquirir alimentos frescos de primera calidad y en el caso de recurrir a los congelados, respetar siempre las pautas de congelación y descongelación.
EVITE LOS EXCESOS EN LAS COMIDAS:
Los especialistas en nutrición recomiendan tratar que los "excesos navideños" durante las cenas y comidas que sean ocasionales y no habituales durante las dos o tres semanas que duran las fiestas, recordando que una dieta sana debe ser moderada, variada y equilibrada.
Para las personas aquejadas de alguna patología crónica, los expertos recomiendan tener más precaución ante los excesos a fin de evitar despertar estas afecciones o provocar complicaciones paralelas.
¿ALIMENTOS BUENOS O MALOS?
No hay alimentos 'buenos' o 'malos', sino frecuencias de consumo y cantidades adecuadas o excesivas. Es la desproporción en la ingesta lo que causa problemas, no el consumo de un determinado tipo de alimentos.
De ahí la importancia de compensar o equilibrar el consumo en la dieta diaria y por eso se recomienda que si la cena de Nochebuena o la comida de Navidad van a ser copiosa, haga un almuerzo o desayuno ligero, que incluya alimentos de menor contenido calórico, como verduras, ensaladas y frutas.
En Navidad abundan los dulces y golosinas típicas de esa fecha: gomitas, turrones, chocolates, roscones…. todos ricos en grasas y azúcares, que son precisamente los alimentos que se deben consumir de forma moderada, casi ocasional.
Es recomendable mantener una dieta baja en calorías los días previos y posteriores a las fechas navideñas e ingerir medio litro de bebida isotónica antes de cada comida y evitar las bebidas alcohólicas. Tampoco se debe mojar pan en las salsas, ni comer rápido.
EXCESO DE ALCOHOL:
El excesivo consumo de alcohol, por sus efectos tóxicos a corto plazo y nefastas consecuencias en todos los ámbitos, es especialmente desaconsejable, en cualquier caso. Debemos controlar los excesos de alcohol ya que en muchos casos tiene consecuencias irreversibles.
ALCOHOL Y CONDUCCIÓN: DISCORDANTES.
Además, alcohol y conducción son incompatibles. Si va a beber, no conduzca y si va a conducir, no beba. Si ha bebido, espere al menos una hora por consumición y dos, desde la última copa.
Tampoco conduzca inmediatamente después de una comida o cena copiosa, ya que la digestión produce somnolencia y, si se ha pasado la noche de fiesta, es preferible que pida una taxi, porque debido a la falta de reflejos el riesgo de accidente es alto.
Pero también los peatones deben tener precaución, por eso, no salga solo si se está mareado, pues en esa circunstancia es más proclive de sufrir accidentes.