El año nuevo se recibe donde sea, en Times Square, en la Puerta del Sol, en la Torre Eifiel…en el Malecón de Santo Domingo, o, en la Avenida del Puerto, pero hay dos cosas importantes en el Año Nuevo, además de las parrandas y fiestas:
Reflexionar un poco sobre el Año Pasado: La familia, el trabajo, cómo lo viví … éxitos, fracasos, qué debo dejar, qué debo añadir… ¡un año menos de vida!… dar gracias a Dios y a los hermanos por las bendiciones y lo realizado…
Planear algo serio para el Nuevo Año… un año entero de oportunidades en la familia, el trabajo, en la vida de amor y de dolor… cómo compaginar la pólvora y la paciencia en mi existencia… cómo ser más generoso o más paciente en algo concreto, con los vecinos, con el Señor.
El Año Nuevo Judío es la "fiesta de los ácimos", de perdonar todo lo malo del esposo o amigo, ¡no más cosas desagradables!… no más agruras… no más recordar al vecino o a la esposa lo malo que hizo hace 20 años… ¡perdonar y olvidar!… quien no sabe perdonar, no sabe amar, va a hacer amarga su vida y la vida de los demás…