Según el poeta griego Homero, quien fue el primero que habló de ella en "La Ilíada", Helena era hija de Zeus, el más importante de los dioses de la mitología griega, quien habría seducido a la madre de Helena, Leda, convertido en cisne. Siendo casi una niña la casaron con Menéalo, Rey de Esparta.
La más conocida de las historias de la mitología griega cuenta que París, hijo de Príamo, Rey de Troya, fue llamado por las diosas Minerva, Hera y Venus para que diera una manzana de oro a la que él considerara la más bella. Venus, como quería el premio para ella, convenció a París prometiéndole que si la elegía le conseguiría el amor de la mujer mortal más hermosa de la tierra: Helena, la esposa de Menéalo.
Venus cumplió su promesa e hizo que Helena se enamorara locamente de París. Se comenta que este hecho debe haber sucedido cuando Helena tenía sólo 13 años y se afirma que la mujer más bella de su época era, posiblemente, gordita y de poca estatura.
La fuga de Helena y París dio motivo a que Esparta declarara la guerra a Troya. Debido a que su belleza fue la causa de una de las guerras más antiguas y cruentas de la historia, el nombre de Helena ha sido considerado como símbolo de poder y seducción.