Los detenidos, David Dalaia y James O'Hare, ambos de 65 años, se presentaron con el cadáver de Virgilio Cintrón, de 66 años, colocado en una silla de ruedas en una oficina de pagos de Manhattan, con la intención de cobrar un cheque de su Seguridad Social que ascendía a 355 dólares.
Los testigos aseguraron a la Policía que durante el recorrido hasta la oficina, los dos detenidos, uno de ellos compañero de piso del fallecido, tenían que colocar constantemente al cadáver para que éste se mantuviera erguido sobre la silla.
Al llegar a la oficina, dejaron fuera el cadáver y entraron a reclamar el dinero, mientras que en el exterior se amontonaba la gente alrededor del fallecido.
Un policía fuera de servicio que comía en un restaurante cercano se percató de la escena e inmediatamente supo que se trataba de un cadáver, por lo que pidió que una unidad policial se personara en la oficina. El dependiente de la oficina de pagos, que conocía a Cintrón, preguntó por él y cuando Dalaia y O'Hare salieron a buscarlo fueron detenidos.
Según la autopsia, Cintrón había falleció durante las 24 horas previas por causas naturales.