La principal atracción de la ciudad es sin lugar a dudas la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia y su peregrinación con los famosos "toros de la Virgen". El monumento religioso más importante del país, de 4,680 metros cuadrados, sobresale por su enorme arco de 80 metros que domina el valle y se alcanza a ver desde muy lejos. Abierta todo el año para acoger a peregrinos y turistas.
Son múltiples los encantos de la Basílica de Higüey. Sus paredes albergan a los que buscan tener un contacto directo con la Virgen de la Altagracia, Protectora del Pueblo Dominicano, y a los que simplemente acuden allí con el objetivo de presenciar el que, de acuerdo con muchos, es el mayor monumento religioso del país.
Sin embargo, "mansos y cimarrones" tienen algo en común: no se resisten a la tentación de adquirir los diversos artículos alusivos a la Virgen que son comercializados en los alrededores del templo religioso. La lista es tan amplia como el número de compradores que se apersona a la Basílica el 21 de enero, día en que se celebra la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia.
Como en los mercados y desde tempranas horas de la mañana, los vendedores colocan sus mesas, una a la par con la otra, donde exponen los diversos artículos que ofrecen a los miles de visitantes que recibe el templo.
Dentro de los objetos más vendidos figuran:
Rosarios (de diferentes tamaños y colores)
Cordones con imágenes de la Virgen de la Altagracia
Estampas
Imágenes en madera
Biblias
Medallitas de bolsillo
Imágenes del Divino Niño
Pequeños cuadros con pinturas de La Altagracia y algunos santos
Cada uno de los artículos adquiere un incalculable valor sentimental luego de ser bendecido en el interior de la Basílica.