Y para darle más sostén científico a esta afirmación, la revista British Journal of Nutrition publicó un nuevo estudio, llevado a cabo en la Universidad de Milán, en Italia, que comprobó, luego de analizar 38 investigaciones realizadas desde 1995, los beneficios de la soja para la salud del corazón.
En Estados Unidos, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda que en los envases de productos con soja se especifique que es bueno consumir al menos unos 25 gramos de esa oleaginosa por día. "Como parte de una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, puede reducir el riesgo coronario", señala la entidad federal.
Presente en la cadena alimenticia humana desde hace milenios, es un alimento habitual en las mesas asiáticas que, con las migraciones de los tres últimos siglos, llegó para quedarse al continente americano. Las cifras de su potencial nutritivo grano por grano son:
* 30 % hidratos de carbono (15 % de fibra)
* 18 % aceite (85 % no saturado)
* 14 % humedad y
* 38 % de proteínas
Además, es fuente de fósforo, potasio, vitaminas B y E, antioxidante, hierro y zinc. Y contiene isoflavonas antioxidantes y aminoácidos esenciales para la salud.
En el mismo evento científico también se destacó la importancia de la soja en la dieta de la mujer que está en su etapa menopaúsica, ya que está comprobado que, además de reducir el riesgo cardiovascular, mejora la salud ósea y disminuye los clásicos calores o sofocones propios de esta etapa biológica de la vida.
El cultivo de la soja comenzó en el este asiático. En el año 2835 antes de Cristo el emperador chino Shennong la consideró una planta sagrada.
Hacia el siglo XVIII se expandió a Europa y Estados Unidos: en 1770, una carta escrita por Benjamín Franklin cita un cargamento de soja que había llegado al país. Durante décadas se comió con timidez, hasta que se industrializó como un producto alimenticio de la era moderna hacia 1920. En la actualidad, el 45 % de la producción mundial de soja se concentra en Estados Unidos y otros grandes productores son China, India, Brasil y Argentina.
El Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas la considera un alimento básico para enfrentar el hambre en el mundo por su gran artillería nutritiva y por su bajo costo comparada con otros alimentos.