Tu puedes cambiar un cabello dañado y opaco -provocado por resequedad, tintes, demasiados químicos, la grasa, el sol y demás procedimientos- por uno hermoso y sano que siempre has deseado con un poco de paciencia y con la ayuda de la naturaleza.
Antes que nada es importante que sepas independientemente del tratamiento que utilices, que debes limpiar bien el cabello ya que esto permite que cualquier tratamiento actúe de la mejor manera, y haga lo que debe hacer. Por otro lado, recuerda que los champúes más suaves y naturales son mejores aún cuando carezcan de poder limpiador, porque el daño que hacen es mínimo.
Para asegurarte de la limpieza total de tu cabello cuando usas el champú suave, recuerda lavar tu cabello dos veces, la primera vez enjuagas con agua tibia y al final no olvides el agua fría que sella la suturas de tu cabello y lucirá más parejo y brillante.
En caso de que tu cabello sea muy fino, debes saber que es delicado, que se rompe fácilmente, que darle brillo es más difícil, que se debilita muy a menudo y que las puntas tienden a separarse provocando la llamada florcilla u orzuela.
Para evitarlo o fortalecerlo es fundamental que cortes las puntas cada treinta días, porque cómo el pelo se encuentra débil, el crecimiento le resulta un proceso demasiado fuerte, y el resultado será un pelo dañado. Además, se recomienda que apliques dos veces por semana un buen baño de crema, así como utilizar las ampolletas reconstituyentes que venden en cualquier establecimiento de belleza, y mejor si son naturales.
Si tu cabello es más bien grueso, y lo que le ha sucedido es resultado de la exposición al fuerte sol del verano, se debe distribuir el acondicionador desde las puntas hasta la raíz, y también es aconsejable que te cortes las puntas, no con tanta frecuencia como las que tienen el pelo fino, porque si bien el daño no es tan notable, si se deja avanzar puede generar la caída del cabello.
Cuando el problema, es que tu cabello ha perdido su humedad y por lo tanto su brillo y volumen, la solución más práctica es mezclar aceites naturales con el enjuague o acondicionador, y también puedes agregar al champú unas gotas de aceite de jojoba.
Para suavizar tu cabello y añadirle más brillo, puedes aplicar un corrito de vinagre después del champú y el acondicionador, asegurándote de que quede bien distribuido por todo el cabello, y déjalo actuar durante cinco minutos.
Por otro lado, si lo que deseas es humectar más tu cabello, entonces debes agregarle un aceite natural como el de almendras o el de ricino a tu acondicionador o enjuague. Después lávalo como acostumbras, y no te olvides del agua fría.
Ahora bien, si tu cabello ha sido sometido a tintes, permanentes, planchados, o alisados debes tener en cuenta que el daño es más drástico, por lo que el tratamiento que debes usar es también más intenso. La noche anterior al lavado debes dividir en secciones tu pelo y aplicar en cada una de éstas unas gotas de aceite de ricino o almendras dulces, batida con una yema de huevo y una copita de ron. Envuelve con un lienzo o toalla y trata de usar una tela impermeable, porque dormirás toda la noche con esta gorra y debes tratar de mojar la almohada por razones de salud. Al día siguiente, lava tu cabello como acostumbras a hacerlo.
Pero si tienes urgencia de arreglar la apariencia de tu cabello, puedes apresurar el proceso de recuperación con un baño de la crema extra-humectante que puedes elaborar con dos cucharadas de crema de enjuague, dos cucharadas de aceite de oliva y dos cucharadas de jugo de limón. Esta mezcla debe aplicarse en todo el cabello, excepto en el cuero cabelludo, y debes dejarlo actuar durantes cuarenta y cinco minutos. Péinalo de arriba hacia abajo sin masajear y luego retira la mezcla con agua mezclada con jugo de limón.
Cómo ves, este es un plan fácil y accesible que puedes realizar en la comodidad de tu hogar para proteger tu cabello y darle la apariencia que siempre has soñado. No pierdas la oportunidad y ponlo en práctica cuánto antes.