Según los resultados de la experiencia, que forman parte de la edición online de la publicación especializada Thorax, luego de 12 semanas de tratamiento (tres meses), los 376 participantes que habían recibido vareniclina, un agonista parcial del receptor nicotínico, obtuvieron mejores resultados al mostrarse más proclives a dejar de fumar.
La comparación fue establecida a partir del tratamiento con parches de nicotina que realizaron los restantes 370 voluntarios. El porcentaje de personas que abandonaron el cigarrillo al finalizar el tratamiento fue significativamente mayor en el grupo al cual se le administró vareniclina: 56 por ciento; mientras que para los parches la tasa de éxito alcanzó el 43 por ciento.
"Conceptualmente los medicamentos son muy útiles sobre todo en las primeras etapas del tratamiento en las cuales el paciente debe superar su adicción química. Esta es una instancia vital pues debemos recordar que la nicotina invade el torrente circulatorio y tarda sólo ocho segundos en llegar al cerebro, más precisamente al área límbica en donde se regula la sensación de placer. Desde ahí provoca la descarga de dopamina, una sustancia que ya está en el cerebro y se activa ante estímulos", explicó en diálogo con Pro-Salud News, el doctor Fernando Müller, médico clínico, director y fundador del Proyecto MEDEF (médico especialista en dejar de fumar).
"De cada 100 personas que intentan dejar de fumar por su cuenta, 60 recaen a los tres días y sólo el dos por ciento se mantiene al cabo de un año. Esto genera mucha frustración y por eso, desde hace ya algunos años, se pone en marcha lo que se denomina terapia cognitiva conductual sumada al apoyo farmacológico", insistió el especialista."De cada 100 personas que intentan dejar de fumar por su cuenta, 60 recaen a los tres días y sólo el dos por ciento se mantiene al cabo de un año. Esto genera mucha frustración y por eso, desde hace ya algunos años, se pone en marcha lo que se denomina terapia cognitiva conductual sumada al apoyo farmacológico", insistió el especialista.
El primer paso, la desintoxicación:
La vareniclina, medicación investigada y desarrollada por los laboratorios Pfizer, constituye el más reciente eslabón de una larga cadena de herramientas que se han ido desarrollando a lo largo de los años, siempre con el objetivo de brindarle a quienes desean dejar de fumar, las mejores técnicas para poder cumplir el primer paso del tratamiento: controlar la dependencia a las sustancias nocivas o "adicción química".
Para ello se ha ido evolucionando desde la primera creación que fueron los chicles de nicotina hasta llegar al momento actual, pasando por el desarrollo de parches, spray nasales e incluso mediante la utilización de medicamentos antidepresivos.
"Este medicamento llamado agonista parcial del receptor nicotínico posee triple acción: por un lado disminuye el deseo de fumar al ganarle a la nicotina en su carrera por activar los receptores que 'trabajan' disminuidos; baja la sensación y los efectos de la abstinencia y, finalmente, bloquea la asociación del cigarrillo con el placer.
Las medicaciones de este tipo suelen administrarse los primeros tres meses, luego de los cuales el paciente deberá enfrentar la posibilidad de caer nuevamente en su adicción y trabajar para evitar que eso pase. Si bien cada paciente es diferente, numerosos estudios demuestran que vareniclina es efectiva", indicó el doctor Müller, también socio fundador de la Asociación Argentina de Tabacología (AsAT).
"En el último tiempo hemos puesto en marcha en diversos pacientes el tratamiento con vareniclina y los resultados han sido satisfactorios. Se trata de un medicamento de primera línea cuyos resultados son muy buenos especialmente porque ayuda mucho a controlar la abstinencia", consignó al ser consultada por Pro-Salud News, la doctora Susana Reznik, médica especialista en psiquiatría y psicología médica, creadora del "Método Aire Libre" para dejar de fumar.
Importancia del tratamiento integral:
Dejar de fumar no sólo es un desafío sino que además es un compromiso que se asume con el objetivo de enfrentar un proceso del cual se obtendrán importantes beneficios.
En este sentido, de acuerdo con los especialistas, apenas 20 minutos después de haber apagado el último cigarrillo mejoran la presión arterial, el pulso cardíaco y la circulación; mientras que a las 24 horas comienza a disminuir el nivel de monóxido de carbono en el organismo y a los dos días la nicotina es eliminada del cuerpo.
Luego, con el correr de las semanas llegará el turno del corazón y los pulmones, órganos particularmente afectados por las sustancias nocivas del cigarrillo que, de a poco, comenzarán a restituir su normal funcionamiento.
En este sentido, de acuerdo con los especialistas, apenas 20 minutos después de haber apagado el último cigarrillo mejoran la presión arterial, el pulso cardíaco y la circulación; mientras que a las 24 horas comienza a disminuir el nivel de monóxido de carbono en el organismo y a los dos días la nicotina es eliminada del cuerpo.
Luego, con el correr de las semanas llegará el turno del corazón y los pulmones, órganos particularmente afectados por las sustancias nocivas del cigarrillo que, de a poco, comenzarán a restituir su normal funcionamiento.
Sin embargo, abandonar el cigarrillo no es una tarea sencilla. Por esa razón es necesario, en primer lugar, aceptar que el tabaquismo es una adicción y una enfermedad y, luego, tomar la decisión de "trabajar" para estar mejor.
Una vez tomada la decisión, es fundamental contar con el apoyo de la familia y los amigos íntimos, aunque también es recomendable buscar ayuda en médicos especialistas en tabaquismo e incluso integrarse a los grupos de autoayuda o de apoyo conductual.
"El tabaquismo es una enfermedad que durante muchos años ha pasado desapercibida como tal pues históricamente se abordó el tema de la adicción al cigarrillo no por sus raíces o etiología sino por sus consecuencias que sin duda existen.
Es innegable: fumar trae enfermedades pero también es una enfermedad crónica, compleja y recurrente de la cual no es fácil salir. Esta dificultad se basa en tres pilares: la adicción química que se sustenta en la nicotina; la adicción social que tiene que ver con el cigarrillo como sustancia aceptada dentro de una sociedad en la cual entre el 80 y 85 por ciento de los hombres y mujeres confiesan haber probado; y finalmente la dependencia psicológica del fumador que no se ve a si mismo de otra forma y que le otorga al acto de fumar un significado propio.
Por todas estas razones para dejar de fumar no solo es necesario contar con la decisión de querer sentirse mejor sino además contar con las herramientas adecuadas", concluyó el doctor Müller.
Justamente, el hecho de enfrentar una enfermedad con múltiples aristas genera la necesidad de contar con médicos especialmente preparados que puedan ayudar a articular las dos partes fundamentales del tratamiento para abandonar el cigarrillo: la farmacológica y la psicológica o psiquiátrica basada en el apoyo y la contención.