"Hay que tomarse las cosas con calma y evitar los problemas: tener una vida feliz", asegura a Efe esta abuela, bisabuela y tatarabuela árabe con ciudadanía israelí. Y afirma con determinación: "He sido feliz a los veinte, a los treinta, a los cuarenta y sigo siendo feliz ahora". Sus familiares aseguran que Miriam tuvo diez hijos y tiene hoy más de un centenar de nietos y alrededor de 250 bisnietos; en total, más de cuatrocientos descendientes, la mayor parte de los cuales vive cerca de ella en el pueblo costero de Jas A-Zarqa, en el norte de Israel, a orillas del Mediterráneo.
Los aires benignos de la mar y la sana dieta mediterránea son dos de los factores que la anciana resalta para explicar su más de un siglo de vida y, también, la fortaleza y buena salud que derrocha. "Como mucho pescado, aceite de oliva y verduras", dice Miriam, cuya dieta incluye también yogur, leche, algo de carne y hojas silvestres recolectadas en el campo. La anciana también achaca su vigor al hecho de pasear un poco todos los días, no comer nada después de las seis de la tarde y, ante todo, a "la voluntad de Alá", a quien ha rezado en las cinco peregrinaciones a la Meca que ha hecho a lo largo de su vida.
Esta mujer centenaria muestra con orgullo su documento de identidad, cuya reciente renovación llamó la atención de las autoridades sobre la fecha de nacimiento: 1888. Si esta fecha se demuestra cierta, Miriam podría entrar en el Libro Guinness de los Récords, donde hasta ahora aparece como la mujer más vieja del mundo la estadounidense Edna Parker, de 114 años. La Administración israelí reconoce que esa es la fecha que consta en sus archivos, aunque también explica que las autoridades turcas, que gobernaban la región en la época en que Miriam vio la luz, emitían certificados de nacimiento en muchas ocasiones basándose en declaraciones orales.
Miriam se mueve con gran agilidad y está siempre rodeada de niños, otro posible ingrediente de su elixir de juventud. A pesar de tener unos doce mil habitantes, las calles de Jas A-Zarqa no tienen nombre, lo cual no es obstáculo para encontrar a Miriam, a la que todos conocen y a cuya casa dirigen al visitante con el convencimiento de que "es la mujer más vieja del mundo". Pero no todo el mundo está de acuerdo con lo que aseguran los papeles de la anciana, como el profesor ya jubilado Jorban Saeed, que afirma que Miriam ronda "sólo" los noventa y pico años. "Mi abuelo era el jefe de este pueblo y él inscribía todos los nacimientos.
Miriam dice que tiene 120 años, pero eso no es cierto porque tuvo una hija que ahora tiene 46 años. ¿Cuando dio a luz, entonces?, ¿Cuando tenía 75 años?. No es verdad", explica. Según la prensa local, los familiares de Miriam han solicitado su entrada en el Libro Guinness, para lo que tendrán que demostrar, más allá de los papeles, que esta anciana nació en 1888, año en que se inventaron el neumático y el submarino y en el que pululaban por el mundo personajes como Jack el Destripador.