Dicho y hecho. Un comité del senado estadounidense ha aprobado triplicar hasta los 50.000.000 millones de dólares
los fondos destinados a los programas contra el sida y otras
enfermedades en África y Haití para los próximos cinco años. Aunque
todavía la Cámara Alta tiene que dar su aprobación definitiva.
"Es una gran oportunidad estar aquí y ver cómo los fondos aportados
sirven para ayudar a la gente", declaró la primera dama durante su
visita a GHESKIO, un centro que se estableció en 1982 y se convirtió en
la primera institución en el mundo dedicada exclusivamente a combatir
el VIH.
Esta clínica recibe financiación internacional y ha jugado un papel
esencial en reducir la tasa de infección por VIH en el país, que en la
actualidad se sitúa en el 3,8%, según la ONU, lo que le convierte en el país caribeño más afectado por la epidemia de sida. El virus se transmite en la región por relaciones heterosexuales principalmente.
Una de las ayudas que obtiene procede del PEPFAR, el Plan de
Emergencia del Presidente de ayuda contra el sida, que el gobierno
estadounidense lanzó en 2003 con la finalidad de apoyar programas que
faciliten el tratamiento antirretroviral a los pacientes de 15 países
-12 africanos y Haití, Vietnam y Guayana.
El presidente Bush considera esta iniciativa como un éxito de su
política exterior. Sin embargo desde fuera no lo ven con tan buenos
ojos. Aún reconociendo la importancia de su ayuda, los activistas de
todo el mundo han criticado el plan por promover sobre todo la
abstinencia sexual frente a otras medidas de prevención.