El programa de la afamada compañía consistirá en el "Grand Pas de Quatre", "Tiempo Fuera de la Memoria" y "Tema y variaciones", como colofón a una serie de homenajes al afamado teatro.
Cecilia Sodis, directora de la institución, declaró a Prensa Latina que durante todo este año se efectuarán presentaciones de prominentes exponentes de la música, la danza y las artes escénicas.
Además, las actividades incluyen la cancelación de un sello postal, la presentación del libro "Historia del Teatro Sauto" y la inauguración de la exposición "Sauto desconocido".
Fundado el 6 de abril de 1863, el Teatro Sauto fue diseñado por el arquitecto italiano Daniel Dallaglio, a semejanza de la Scala de Milan.
El edificio sobresale por su estilo neoclásico dominante en el entorno del centro histórico de la villa, y cuenta con excepcionales condiciones acústicas.
Grandes figuras del arte universal dejaron su impronta en sus tablas, como la actriz Sarah Bernhardt, las bailarinas Anna Pavlova y Alicia Alonso, y el dramaturgo y Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente.
También instrumentistas como la venezolana Teresa Carreño, los músicos españoles Andrés Segovia y Paco de Lucía, y los cubanos Chucho Valdés, Frank Fernández y Bola de Nieve.
Un poco de historia
La fundación del
Sauto se remonta al seis de abril de 1863, en la ciudad
de Matanzas, considerada desde mucho antes como La
Atenas de Cuba y situada a más de doscientos kilómetros
al este de La Habana.
El teatro se
incorporó al ilustre listado de los nueve coliseos más
importantes del país, la mayoría de los cuales estaban,
naturalmente, en la capital de la Isla.
Las obras se
iniciaron en 1860 y su diseño estuvo a cargo del famoso
arquitecto italiano Daniel D'Aglio quien lo pensó en un
estilo muy próximo a la Scala de Milán.
En un principio se
llamo Teatro Esteban en honor a Pedro Esteban Arranz,
gobernador del territorio, luego Colón, por razones
imaginables; más tarde Martí en honor al Héroe Nacional
Cubano.
También se le
conocía como teatro de La Vigía, por haberse construido
en una pequeña plaza de igual nombre, cercana a las
márgenes de los ríos San Juan y Yumurí, que hoy es
encrucijada de varias direcciones matanceras y por donde
pasan a diario buena parte de los habitantes de ciudad
tan hermosa.
Finalmente y desde
entonces el teatro se llama Sauto, en honor a Ambrosio
de la Concepción Sauto y Noda, un doctor en farmacia
amante de las artes, vecino del lugar y uno de los
benefactores más destacado de la ciudad de Matanzas.