Detrás de él, a tan sólo algunos metros, corrían con esfuerzo dos hombres maduros vestidos como ejecutivos exitosos.
Uno de los peatones que fue atropellado por el joven, al darse cuenta que este estaba siendo perseguido, comenzó a gritar ¡agárrenlo! ¡agárrenlo!
Otros transeúntes al ver la escena, decían que era mejor no meterse, mientras algunos con rabia gritaban, llamen a la policía, no dejen a ese sinvergüenza
salirse con la suya.
Un policía que escucho la algarabía, se lanzó sobre el joven lo tumbó al suelo, Y le dijo – ¡Queda usted detenido! – arrebatándole el maletín.
En ese momento llegaron presurosos los dos ejecutivos que estaban agitados y sudorosos y le explicaron al policía, que el joven era su mensajero de confianza,
que había tomado el maletín que contenía los documentos de una licitación que se vencía en pocos minutos y que el joven estaba corriendo tratando de llegar a tiempo.
Piensa, ¿cuántas veces te has alejado de otros y talvez has perdido oportunidades o has sobre reaccionado, causándote dolor y maltratando a otros, solo por asumir lo
que dicen los demás o prejuzgar, sin dar tus propios pasos?
Antes de reaccionar o si te molestó algo que hizo o dijo un cercano, pregunta, pregunta, pregunta.