El pueblo que lo vió nacer se desbordó y llenó de "bote en bote" este pasado domingo su más ancha avenida para disfrutar durante más de una hora media de un concierto con altas dosis de espectacularidad, dado el montaje y la producción que hasta ahora no se había concebido para un interprete de música típica.
Bailarinas, efectos pirotécnicos, un escenario imponente, pantallas gigantes, luces inteligentes y una unidad satelital, proporcionaron todas las condiciones para que Kiko se luciera y ofreciera un espectáculo de grandes dimensiones que quedará grabado en la memoria de aquel "mar humano" que fue a darle su respaldo.
"Kiko pa'l pueblo", como el bien llamado "Presidente" de la música típica llamó a su propuesta totalmente gratis, sirvió para que el cantante celebrara en Mao el premio Casandra que obtuvo recientemente y que por ello el ayuntamiento municipal aprovechó la ocasión para entregarle una resolución que lo acreditaba como hijo distinguido.
La presentación inició como debe ser para un artista que se reafirma como el líder de la música típica. Una antesala de aplausos y ovaciones desde que se anunciara su entrada a escena, sonaron los primeros acordes comprendidos por un mosaico instrumental de algunos éxitos, fuegos artificiales y la fiesta entonces sobrevino.
La fuerte ola de calor que se sentía en la ciudad desde tempranas horas de la tarde fue cómplice de la audiencia, unos bailaban y otros se mantenían expectantes ante el desempeño en escena del cantante, que lució ropa ligera, muy juvenil.
Kiko arrancó suspiros de todos los que llegaron incluso de los lugares más lejanos para ser parte de este acontecimiento que contó con una de las mejores logísticas de show alguno. Sonido y una orquesta de gran calidad ejecutoria lo acompañó durante su actuación.
"Gracias mi gente por estar aquí, la verdad que estoy sumamente emocionado por esta manifestación de cariño. Estoy aquí para testimoniarle que también los quiero, estamos muy cerca de aquel árbol donde debajo de su sombra comencé a soñar con esto", expresó el merenguero.
Kiko incitó a la histeria colectiva, marcó la ruta para un estallido de emociones desde que interpretara temas como "La llave", "Pa'tu casa", "Tu en mi vida", "Quien lo va a saber", "El teléfono" y su opera prima "Vamos pa'la playa", con este último se despidió de sus admiradores, quienes estaban dispuestos a seguir allí, hasta que saliera el sol.
El cantante fue tratado como toda una celebridad, incluso se veían vendedores ambulantes ofertando fotografías, broches y pulseras con la efigie de Kiko "El Presidente", tal cual como sucede en los conciertos de estadios con artistas extranjeros. Y es que en su pueblo de Mao, existe una gran veneración por su figura, que hasta imágenes de él, enmacardas, sobresalían entre el público.