En el año 1909, la estadounidense Sonora Smart Dodd asistió a la iglesia a escuchar una misa que se celebraba para conmemorar el "Día de las Madres" y surgió en ella la idea de organizar una ceremonia similar para homenajear a su padre, Mr. Smart, un veterano de la guerra civil quien quedó viudo al morir su esposa durante el parto de su quinto hijo, por lo cual él tuvo que criarlos, solo, y lo hizo de manera ejemplar.
La intención original de la joven Smart Dodd era celebrar la misa el 5 de junio, día del cumpleaños de su progenitor, pero la falta de tiempo para coordinar detalles impuso la necesidad posponerla.
La agradecida hija pretendía destacar la importancia y entrega de los padres en la sociedad, especialmente de aquellos que como el de ella habían asumido también el rol de madre. Es así como el primer "Día de los Padres" tuvo lugar en Washington el 19 de Junio de 1910 (el tercer domingo de junio).
La idea del reconocimiento a los padres caló en todas las clases sociales y paralelamente comenzaron a oficiarse misas en diferentes ciudades de Estados Unidos en honor a los papás, hasta que esto se convirtió en una costumbre.
Aunque la celebración del primer "Día de los Padres" se llevó a cabo el 10 de junio del 1910, es oficial en todos los Estados Unidos desde 1924, cuando el primer mandatario de entonces, Calvin Coolidge, lo declaró como festividad nacional.
En 1966, el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson firmó una proclamación que declaraba el 3er. domingo de junio como fecha dedicada a los padres.
Con el pasar de los años, tomó fuerza la costumbre de obsequiar a los padres en su día, lo que trajo como consecuencia la comercialización de la fecha. Hoy, las grandes y pequeñas tiendas de cientos de países del mundo aprovechan esta fecha para promocionar sus productos y lo que en principio fue una celebración íntima y familiar se ha convertido en un espacio comercial, más que sentimental.
Pero hoy, como ayer, el mejor regalo que un padre puede recibir en su día es el respeto y admiración de sus hijos.
Reflexión:
Muchos padres se preguntan si la comunicación que tienen con sus hijos es la ideal. Para saberlo deberían hacerse las siguientes interrogantes:
– ¿Cuánto tiempo dedica a jugar con sus hijos?
– ¿Cuánto tiempo dedica a charlar, oír más que hablar, con sus hijos?
– ¿Quiénes son los amigos de sus hijos?
– ¿Comparte salidas recreativas y culturales con sus hijos?
– ¿Cuál es el grado de confianza que ha logrado despertar en sus hijos?
Recuerda que la imagen paterna se construye en la mente de los niños a partir de sus cualidades. Y para que tu hijo te conozca es necesario estar con él, cuidarle y crear una relación de apego y protección.
No olvides que:
Un padre es el soporte en nuestro hogar, el que se guarda los sentimientos en la profundidad de su alma, el que te da seguridad en tus horas de angustia, es el héroe de tus cuentos infantiles, es aquel que te impone respeto en la adolescencia pero si te fijas bien, ¡cuánta ternura desprenden sus ojos al mirarnos!
Quizás no te prodiga tantos besos y abrazos como tu madre, pero en las noches cuando uno duerme, es el que se asoma con suavidad a tu cuarto y con suma delicadeza cubre nuestro cuerpo con la sábana que hemos enrollado a nuestros pies,
mientras la emoción le nubla los ojos, porque ¡se siente tan orgulloso de tenernos!