Las plantas son estimulantes magníficos de energía positiva, introducen color al instante y muchas veces también fragancia a nuestras vidas. Puedes integrar flores y plantas en tu espacio, en el estilo campestre o contemporáneo.
Para adornar son preferibles las plantas vivas a las artificiales, aunque ambas deben cambiarse cuando su aspecto sea marchito, deslucido o sucio.
¡CUÍDELAS!
Para conservar por más tiempo el aspecto lozano de sus flores nuestras abuelas recomendaban poner en el fondo del florero donde van a ser colocadas una papa (patata), a la cual se le pinchan previamente los tallos.
El mejor momento para cortar las flores es por la mañana, y hacerlo con unas tijeras de podar y en forma diagonal, no recta. A las ramas y hojas se les corta lo más abajo posible y se limpia el último tramo del tallo para que no le queden hojas.
Con sus plantas, tenga en cuenta estas sugerencias:
– Sitúe las macetas en lugares luminosos o, en su defecto, cerca de fuentes luminosas artificiales, porque la luz es fundamental para la vida de las plantas.
– Actúe con moderación, la falta de luz hace que las plantas se marchiten, y en exceso provoca que las hojas se pongan amarillas y caigan. No las exponga a la luz directa del mediodía.
– No olvide que una planta de interior necesita una temperatura entre 12 grados en invierno y 24 grados en verano.
– Si las hojas de sus plantas empiezan a rizarse y adquieren un tono pardo, es que el aire es demasiado frío.
– Para evitarlo, mantenga el sustrato relativamente seco, y retire las plantas de las repisas de las ventanas, ni siquiera la calefacción puede protegerlas de un descenso brusco de las temperaturas.
– Si las hojas se vuelven amarillas y las puntas marrones, la temperatura es demasiado alta. Para evitar los daños, aumente la humedad de la planta y busque un emplazamiento lo más fresco posible.
– Evite los cambios bruscos de temperatura, ya que ocasionan la caída de las hojas y paralizan el crecimiento.
– No sitúe las plantas en zonas con corriente.