La revista argentina Pro Salud News publicó recientemente un reportaje donde se explica que hace algunos años sólo cuatro horas conformaban la "Ventana terapéutica", es decir el tiempo en el cual era posible hacer algo por el paciente afectado por un ACV, para obtener buenos resultados y salvarle la vida y luego trabajar sobre la rehabilitación y recuperación de las funciones vitales; pero actualmente ese lapso se ha duplicado gracias a la capacitación de los profesionales pero también a la conformación de una red de equipamiento y dispositivos de última generación.
La tecnología de última generación en diagnóstico por imágenes permite conocer cuáles neuronas tienen posibilidad de ser salvadas, aún después de las cuatro horas que anteriormente se consideraban vitales para evaluar un strok; pero es fundamental que desde la ambulancia el paciente comience a ser intervenido y que los diversos dispositivos se encuentren integrados en un mismo espacio operativo.
El Dr. Pedro Lylyk, director médico del Equipo de Neurocirugía Endovascular y Radiología Intervencionista (ENERI) en la Clínica La Sagrada Familia, en Buenos Aires, afirma que "hace algunos años, dadas las posibilidades acotadas con las que contábamos ese lapso era de cuatro horas, luego de las cuales el paciente que no contaba con la atención médica adecuada por lo general ingresaba en lo que llamamos 'fuera de ventana".
Asegura el especialista que en la actualidad, gracias a dos factores fundamentales: la tecnología y la capacitación de los especialistas, el período para actuar se ha extendido llegando a las ocho e incluso 12 horas, dependiendo de lo que se vea en las imágenes.
Lylyk, quien también es miembro de la Asociación Argentina de Neurocirugía (AANC), refirió: "El incremento de la calidad de los dispositivos de diagnóstico por imágenes facilita que veamos cosas y situaciones que antes no advertíamos. Esto nos permite diferenciar, por ejemplo, entre el tejido muerto y el tejido afectado o 'atontado'.
Asegura también que "no obstante, es muy importante contar con todo un sistema en el marco del cual un paciente pueda comenzar a ser atendido desde la ambulancia para luego ser recibido en lo que llamamos una 'Unidad de Stroke' en la cual los equipos de resonancia magnética, de tomografía computada y los angiógrafos, entre otros, estén integrados todos en un mismo sistema operativo".
En el reportaje presentado por Pro Salud News se destaca que otra instancia fundamental que debe ser tenida en cuenta para que pueda brindarse una correcta, rápida y eficaz atención es la conformación de un "Equipo de Stroke", que debe estar disponible 24 horas al día, siete días a la semana, los 365 días del año.
Los profesionales que integran los equipos serán los encargados de evaluar la situación para decidir el mejor proceder. Si lo más conveniente es, por ejemplo, inyectar drogas por bien endovenosa o bien ingresar directamente en el cerebro para limpiar las arterias.
SÍNTOMAS Y PREVENCIÓN:
Un stroke puede producirse por dos razones: cuando una arteria se tapa u obstruye -en este caso se lo denomina ACV isquémico-; o cuando el que se fractura es un vaso (ACV hemorrágico).
La gravedad del cuadro está dada, en cualquiera de las dos situaciones, por la falta de oxígeno en la zona del cerebro afectada que como consecuencia de esta carencia, comienza a morir. Cuanto mayor sea el número de neuronas muertas, mayores serán las secuelas.
Debido a sus características y la gravedad que reviste, el infarto cerebral (que puede afectar tanto a hombres como a mujeres) es a nivel mundial la primera causa de discapacidad y la tercera de muerte. Por tanto, es fundamental reconocer sus primeros signos o manifestaciones para facilitar la rápida atención y realizar un correcto y acertado diagnóstico que se constituye el puntapié inicial del tratamiento.
Entre los síntomas más importantes que presagian un stroke se destacan la pérdida de fuerza o la disminución de la sensibilidad de un lado del cuerpo; la alteración en la articulación de la palabra o la aparición de trastornos del lenguaje, la pérdida de una parte del campo visual o visión doble, la falta de equilibrio, la cefalea intensa y la pérdida del conocimiento.
Con una correcta atención la morbimortalidad por ACV puede disminuirse en un 50 por ciento y si se actúa a tiempo y se pone en marcha el esquema de rehabilitación adecuado, una persona que sufrió un infarto cerebral puede recuperarse al 100 por ciento.
Sin embargo, debido a los trastornos que genera un cuadro de estas características, una evaluación permite trabajar con más efectividad en la prevención.
Se recomienda llevar a cabo campañas para informar a la gente que al igual que sucede con las enfermedades del corazón, hay determinados factores como la edad (a partir de los 60 años) el tabaquismo, el sedentarismo y la hipertensión arterial, entre otros que favorecen el desarrollo de un stroke.