Perry Ellis tuvo dos palabras para sus clientes: "conjuntos cómodos". Y Elie Tahari vistió a sus modelos de manera glamorosa como para una vacación cerca del mar.
Cuando la economía está en baja, algunos diseñadores se vuelven hacia los colores brillantes y van más allá de lo básico para atraer a los clientes a las tiendas. Pero en esta edición de la Semana de la Moda, las marcas también están contando con la llegada de extranjeros ricos que podrían comprar y tomar ventaja de la caída del dólar.
La marca DKNY de Donna Karan, que está celebrando su décimo aniversario, fue todo color en las minifaldas y trajes de cuerpo completo para la próxima temporada.
El joven Alexander Wang mostró un adelanto de los excesos de la década de 1980. Sus piezas combinaban la vanguardia de la contracultura del comienzo de la década con chaquetas sin mangas, sacos y blusas de cuero así como trajes de malla pegados al cuerpo.
También presentó bastantes cremalleras visibles y pliegues asimétricos, dos nuevas tendencias en la New York Fashion Week. Además así como mezclilla (tejido creado con hilos de diferentes clases y colores), que ha desaparecido de las pasarelas de alta costura por un buen tiempo.
Por su parte, Ashleigh Verrier presentó una historia de hadas vuelta realidad.
Los vestidos de coctel llenos de color, y sin embargo elegantes, plasmaron el antiguo interés de Verrier por películas como "Alicia en el país de las maravillas" y "El mago de Oz". La diseñadora se imaginó cómo se verían esas heroínas en la actualidad, según dijo en una entrevista.
Si esta pequeña muestra del arranque de la semana sirve de algún indicio, los vendedores, editores y estilistas -que verán más de 100 desfiles durante los próximos días- seguramente se sentirán que han escapado de la inactividad a causa de los problemas en la economía y la seriedad de las próximas elecciones presidenciales.