Fernández explicó que esto forma parte de la visión de Rõco Ki, enfocada en la preservación del medio ambiente, la creación de una conciencia ecológica, y la protección de la flora y la fauna del entorno. Cuando se inició la construcción, una porción importante de las áreas de manglares de la propiedad estaban maltratadas o con su población de mangle casi extinguida por diferentes causas, principalmente los huracanes y tormentas que han afectado la zona en años anteriores, siendo el objetivo actual lograr su plena recuperación.
Agregó que "desde sus inicios el Grupo Rõco Ki tiene como política la protección medioambiental y la creación de mecanismos de gestión sostenible en todo el perímetro que comprende el proyecto".
Actualmente el Grupo Rõco Ki desarrolla su Unidad de Gestión Medioambiental como lo establece el artículo 26 de la Ley 64-2000, con el fin de extender sus políticas de protección medioambiental y su experiencia a todas las comunidades e instituciones del entorno.
Los viveros existentes cuentan en estos momentos con unas 90,000 plantas de casi cuarenta variedades, principalmente nativas, con el propósito de reproducir las plantas que se necesitarán para repoblar las distintas áreas: jardines, viveros, áreas verdes y de circulación.
Desde que la empresa tomó el control de la propiedad hace ocho años se observa en las lagunas y humedales el regreso de garzas, patos y gallinas de agua y otras especies que están creando una creciente población de aves que están repoblando la zona. Muchas hicoteas son liberadas en la laguna con el propósito de multiplicar la población existente en las instalaciones del complejo para que se adapten y se reproduzcan en ambiente natural.
Recientemente, la playa de Rõco Ki fue escenario del nacimiento de 38 tortugas tinglar (Leather Back). Tras el hallazgo del nido, el proyecto contó con la colaboración de la bióloga Yolanda León para monitorear el proceso, evaluar la evolución de los huevos y asesorar al equipo de Rõco Ki pendiente de la gestación, hasta que finalmente las tortugas recién nacidas llegaran al mar a salvo.
El Director In Situ de Rõco Ki explicó que el nombre taíno que identifica al proyecto, que significa "Honrar la tierra", se escogió para enfatizar el compromiso del proyecto con la naturaleza y cultura local.
Agregó que este pacto con la tierra se refleja en la filosofía que ha guiado los diseños, concebidos para adaptarse a las características de la naturaleza, distinto a la visión tradicional de desarrollo en que el hombre acomoda la naturaleza para satisfacer sus necesidades.
El complejo residencial y turístico se caracterizará por sus espacios abiertos dedicados a parques naturales y vistas no obstruidas al mar y a los diversos atractivos. "Los principios aplicados para el diseño son: diseño tropical que integra al hombre y la naturaleza, el uso de materiales autóctonos que cumplen con los requisitos medioambientales, el uso de tecnología y diseño de última generación", dijo Fernández.
Dentro del complejo se preservarán más de 52 hectáreas de manglares y humedales, más de 21 hectáreas de vegetación nativa y más de 10 hectáreas de lagunas, que suman alrededor del 60% de la propiedad.