Las personas con enfermedades del corazón son más propensas a sufrir trastornos depresivos y las personas con depresión tienen un riesgo más alto de desarrollar problemas del corazón.
Y es que las personas con un corazón enfermo son más propensas a sufrir trastornos depresivos y quienes sufren depresión tienen mayores posibilidades de desarrollar problemas del corazón. Esta relación ha sido apoyada en las últimas dos décadas por estudios que demostraron la correlación entre depresión y riesgo cardiovascular, tanto entre personas saludables como en aquellas que ya tienen un diagnóstico de enfermedad del corazón.
¿Cómo afecta la depresión al corazón?
Los síntomas depresivos pueden afectar el ritmo cardíaco, subir la presión arterial, alterar la coagulación sanguínea y elevar niveles hormonales de estrés que pueden impedir la reparación de tejidos, necesaria para una recuperación exitosa. En pacientes con enfermedades cardiovasculares, la depresión puede provocar estilos de vida que no son positivos para el paciente, como la inactividad, el fumado y la dificultad para seguir los tratamientos recomendados para los problemas del corazón.
Muchas veces la depresión no es diagnosticada, ni tratada pues en pacientes con enfermedad del corazón, los síntomas pueden ser malinterpretados o atribuirse equívocamente al padecimiento cardíaco. Recordemos que la depresión es un desorden cerebral que se puede tratar al mismo tiempo que otras enfermedades, incluyendo las cardiovasculares.
Un estudio clínico publicado en la Revista Internacional "Psiquiatría" reveló que ALTRULINE®, medicamento desarrollado por Pfizer, es capaz de reducir la depresión asociada a cuadros coronarios.
Este medicamento está indicado para depresión severa, desórdenes de pánico, desordenes obsesivos-compulsivos y para trastornos de estrés postraumático. Pertenece al grupo de los Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina, los cuales están entre los antidepresivos modernos más utilizados hoy en día, no solo por su eficacia sino porque son más fáciles de tomar y los efectos secundarios son más tolerables.
Según este estudio, realizado en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia en Nueva York, Estados Unidos, el 53 por ciento de los incidentes de Desorden Depresivo Mayor comenzaron antes de la hospitalización de los pacientes con Síndrome Coronario Agudo y el 94 de los episodios comenzaron 30 días antes del evento coronario. Los incidentes que comenzaban antes del síndrome respondían con mayor frecuencia al medicamento
Los antidepresivos como ALTRULINE® alteran la forma en que ciertas sustancias químicas funcionan en el cerebro. Estas sustancias llamadas neurotransmisores, son necesarias para el funcionamiento normal del cerebro. En depresión, algunos sistemas de neurotransmisores, particularmente los de serotonina y noradrenalina, parecen no funcionar bien. Los antidepresivos, específicamente los ISRS, ayudan a las personas con depresión aumentando la disponibilidad de serotonina y de esta forma logrando restaurar el equilibrio químico en el cerebro.
Mucha gente comienza a notar un cambio positivo después de las primeras semanas de comenzar el medicamento. Luego de seis semanas más de la mitad de la gente que toma antidepresivos comienza a sentirse mucho mejor.