Los empleados del hotel aseguran que corretea por las mesas quitándoles sus bebida a otros clientes, se pelea con sus compañeros e incluso se insinúa a otros hombres.
La cantante británica comienza el día con buenas intenciones, haciendo ejercicios de yoga. Pero a la hora de comer el alcohol no escasea en la mesa, y las juergas se alargan hasta bien entrada la noche.
El diario The Sun, afirma que los clientes están bastante cansados de sus continuos 'numeritos'. "Es como un niño con ansias de llamar la atención. Es vergonzoso. Va a cenar en bikini y descalza cuando es obligatorio vestir elegante pare entrar al comedor", dice uno de los clientes. "Se sienta en su balcón en 'topless' a tocar la guitarra mientras los demás intentamos dormir", añade otro de los clientes.
Pero Amy, que ha extendido su estancia en el resort de dos semanas a dos meses, asegura que está bien, incluso hace unos días dijo que gracias a su nuevo amor ya no necesitaba drogas y había salido del infierno.